Protocolo de Myst

Finales alternativos (Interludio)

Leo'Ri

Protocolo de la Expedición a Myst

Interludio (Finales alternativos)

Bueno, en realidad hay varios finales. El que hemos relatado parece ser el más glorioso, pero igualmente nos deja varados en la isla, con la lavadora probablemente ya parada en casa, y con el estómago lleno de un vacío cósmico.
Para no aburrirnos (porque los cuatro libros legibles de la biblioteca ya los sabemos de memoria), experimentamos con otros finales, desde luego sólo en forma virtual y modo condicional, ya que no somos suicidas.

SEGUNDO FINAL de MYST:
Muy contra nuestras costumbres, nos olvidaríamos de que Atrus nos habría pedido que le trajéramos la hoja blanca, y pondríamos la manita sobre la imagen apenas abriríamos el Libro Verde por segunda vez. Al instante estaríamos en la sala de D'ni, frente al escritorio de Atrus. Éste levantaría la vista, nos vería presentes, y diría:

»Vengan, pasen. Ah, mis amigos, han vuelto. Por favor, dénme la hoja.«

¿Porqué negarlo? Estaríamos un poco sorprendidos. Después de tanto trajín, de tanto trabajo, de tanta aventura, de correr tantos riesgos y peligros, ¿no nos mereceríamos al menos una copa de algo? ¿O Medallas de Honor al Mérito? Como no reaccionaríamos tan rápido como Atrus parecería haberlo esperado, insistiría:

»La hoja, mis amigos...«

Pero, visiblemente, no habría Hoja Blanca. Incrédulo, Atrus vacilaría, y preguntaría en voz más alta:

»¿No han traído la hoja blanca? ¡¿No han traído la hoja blanca?!«

Atrus explotaría moderadamente, golpearía el Libro con el puño, reprimiría una maldición, y diría, suspirando:

»¡Les compadezco! ¿No me han tomado en serio? Pues bienvenidos a D'ni. Ahora nos quedaremos para siempre aquí...

Bueno, en realidad, este final no sería realmente desesperante. Atrus nos habría dado la bienvenida, y seguro que en el curso del tiempo aparecerían compañeros de esD'ni, que nos llevarían de vuelta. Mientras tanto, podríamos investigar un poco la antigua civilización, y seguro que Atrus nos permitiría participar de sus probablemente frugales, pero nutritivas comidas, ya que no se lo vería nada famélico...

TERCER FINAL de MYST:
¿Y si creeríamos (sólo virtualmente, no somos suicidas...) a Sirrus, y, después de marcar el código 158 en la chimenea, y encontrar el Libro Verde y las Hojas Roja y Azul, cogeríamos esa Hoja Roja y la pondríamos en el Libro Rojo?

La imagen se oscurecería. Podríamos ver, a través de la ventana de imagen del Libro, el exterior de éste, porque nosotros estaríamos adentro. Y Sirrus estaría afuera, y reiría:

»Oh, sí, ... sí, ¡estoy libre! Oh, les agradezco, mis amigos, mis mejores amigos, ¡han hecho lo correcto, pobres tontitos! (carcajadas) Parece ser que ahora ustedes están dentro del Libro. (más carcajadas) Y ... que tenemos aquí, es una hoja (riendo, la arrancaría). Espero que disfruten de su nuevo hogar , igual que yo ... ya apenas puedo verlos (seguiría riendo y arrancando hojas). La biblioteca parece no haber cambiado para nada. ¿Y que tenemos aquí? (encontraría y abriría el Libro Azul)... Oh, ¿Achenar? (carcajadas) ¡Que te vaya bien, hermanito!«

Volvería al Libro Rojo, que nos serviría de nuevo domicilio, y seguiría arrancando hojas, cosa que seguramente también haría con el Libro Azul, pero que no podríamos ver, dado que la ventanita de imagen no daría para tal ángulo. Además, en la medida en que Sirrus arrancaría hojas, la imagen se iría deteriorando, hasta quedar completamente oscura.
Está clarísimo de que Sirrus es un vil canalla. Menos mal que este final lo hicimos sólo en forma virtual y usando el modo condicional.

CUARTO FINAL de MYST:
¿Y si creeríamos (sólo virtualmente, no somos suicidas...) a Achenar, y, después de marcar el código 158 en la chimenea, y encontrar el Libro Verde y las Hojas Roja y Azul, cogeríamos esa Hoja Azul y la pondríamos en el Libro Azul?

La imagen se oscurecería. Podríamos ver, a través de la ventana de imagen del Libro, el exterior de éste, porque nosotros estaríamos adentro. Y Achenar estaría afuera, y reiría:

»Oh, sí, ... sí, ¡estoy libre! (carcajadas) Me siento vivo otra vez ... (carcajadas) ¿Cómo se sienten, amigos míos? (carcajadas) Y... qué tenemos aquí, es una hoja (riendo, la arrancaría), ¿son las hojas que me trajeron con tanto esmero? (carcajadas, seguiría arrancando hojas). Sí, miren el mundo desde allí adentro (carcajadas). ¿Y Sirrus? ¿Dónde está mi hermano? (carcajadas) Quizás algún día alguien los saque de allí (carcajadas). Esta vez se llevan las de perder ... (seguiría riendo y arrancando más hojas).

En la medida en que Achenar arrancaría hojas, la imagen se iría deteriorando, hasta quedar completamente oscura.
Está clarísimo de que Achenar es un infame villano. Menos mal que este final lo hicimos sólo en forma virtual y usando el modo condicional.

 

Sea como fuere, incluso el final glorioso de MYST nos resulta poco satisfactorio. El problema fundamental es que la aventura TERMINÓ. Para bien o para mal, pero TERMINÓ. Fin, ende, aus, end, finito, einde, finalo, конец, endi, acabament, anta, finis, azkena, andeis, endir. Pero nos queda al menos la esperanza de que las palabras de Atrus, que por cierto nos merece plena confianza, se vuelvan realidad:

»Puede ser que en un futuro cercano vaya a necesitar de nuevo su ayuda.«

Pues así son las cosas. Hacemos un recuento del tiempo que hemos pasado rondando estas Eras:
Isla de Myst, 3 días, y medio más para estudiar los libros de la Biblioteca.
Era del Bosque de Canales, 3 días, más medio para buscar la segunda Hoja.
Era de Las Rocas, 2 días, más medio para buscar la segunda Hoja.
Era Selenítica, 3 días, más medio para buscar la segunda Hoja.
Era Mecánica, un día y medio, más otro medio para buscar la segunda Hoja.
Total, 13 días.

Cada tanto (tiempo incluído en estos cálculos) hemos hecho una escapada al Oasis de la Era Selenítica para beber algo de agua buena, un elemento escaso en las otras Eras. Si bien la fuentecita con el modelo del barco en Myst tiene agua dulce, no es muy fresca que digamos. Y de paso hemos cogido alguna que otra fruta, y hemos enriquecido nuestra dieta con unos pocos pescados y alguna avecilla. Menos mal que en Myst está esa caldera con las cerillas...

¿Y ahora? Atrus no hace nada para dejarnos volver a casa. Pero podemos movernos libremente entre y en las Eras y también tenemos acceso a D'ni. Está claro que Atrus no vive sin comer, si bien no se preocupa en absoluto del bienestar de sus huéspedes y salvadores. Pero no tardamos en verle dejar su escritorio y acudir a lo que tiempo atrás fue, obviamente, un supermercado. Claro está que los productos congelados ya no son comestibles, por la larguísima falta de electricidad. Y si hubo una sección de productos frescos, hace eones que éstos se han convertido en polvo. Pero hay muchas cosas en latas, frascos y botellas que, sin duda, pudieron conservarse, y vemos que Atrus se sirve de ellas. Hacemos lo mismo, pero nos llevamos alguna que otra sorpresa (no siempre agradable), dado que las etiquetas que aún existen están escritas en letras (y probablemente un idioma) que no conocemos. Y Atrus no tiene tiempo para nada, está Escribiendo día y noche. Todo lo cual no quita que logramos activar una cocinilla, limpiar algunos platos y cubiertos, como también una sartén y una cacerola, y nos dedicamos a comer y beber en forma más o menos regular y aceptable, y podemos reponer nuestras fuerzas.

Tratamos de explorar un poco la ciudad de D'ni, pero la falta de iluminación y las muchas ruinas que se desmoronan al sonido de un estornudo nos descorazonan, y restringimos nuestra exploración a las estanterías del supermercado.

Súbitamente, en el cuarto día después de haber solucionado el problema máximo de Atrus (entregarle la Hoja Blanca), y decimoséptimo después de haber encontrado y abierto ese primer Libro, Atrus nos llama, indicando acudir de prisa, urgente, urgentísimo, a su escritorio.
Vamos allí. Y Atrus, para variar, Escribe en un Libro. Levanta la vista, nos ve parados allí sin saber de qué va la cosa, e interrumpe su actividad.

»Gracias a Dios, habéis vuelto. Necesito vuestra ayuda. Pero creo que debéis conocer toda la historia. Sin embargo, mucho me temo que tengo que seguir Escribiendo.«

Tiene razón el hombre, no tenemos ni idea de qué es lo que sucede entre todas esas Eras, sólo intuímos que las cosas andan muy, pero muy mal. Y parece que en estas Eras hay sólo una cosa que funciona realmente bien (de lo cual nos enteraremos algún tiempo más adelante), y eso es el servicio informativo de un tal Gehn, que por cierto sabe ya de nuestra existencia, desde el mismísimo primer día en que llegamos a Myst...
Pero para arreglar las cosas que andan mal es para lo que estamos aquí, 17 días después de haber encontrado ese primer Libro-Nexo, y a punto de embarcarnos en una nueva aventura: RIVEN.

 

 

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