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Así me sentí cuando compré Myst (1)...

(espero que os guste)

Si a Myst no se le puede echar algo en cara es de no saber como desconcertar a la gente. Desde que en 1997 compré Myst, sin saber que su sucesor ya estaba en la calle, me cautivó. Lo escogí por su sobriedad en la tapa, de imponente negro con una chapa metálica de portada. En ella venia una pegatina advirtiendo que en el interior se econtraba tambíen un libro: el Libro de Atrus. Un libro dentro de un juego en una caja negra? Las cosas no me cuadraron mucho. Pero no necesitaba más, el juego me había convencido.

Abrí la caja y extraje el cd del juego, el libro y… instrucciones?? Casi mejor indicaciones, porque venía con un cuaderno de solo dos hojas aunque eran más que suficiente. Qué te pueden explicar de un juego en el que empiezas cayendo por una fisura en el espacio y entrando en una isla sin saber quien eres, que haces ahí o cuál debe ser tu siguiente paso?
Surrealismo puro que pasé en un par de días cerrado en mi habiación, observando los paisajes sin nada en la pantalla que me molestara.

Estaba dentro la isla, el libro nexo había funcionado mejor de lo que los hermanos Millar pensaron cuando lo programaron. Todo parecía real por muy estática que fuera la imagen, la solitud de los renders jugaba con las notas de la música para encandilarme aún más que la misión que Sirrus y Achenar me encomendaron.

Alterné el juego con el libro que me ayudó a entender muchos cabos sueltos que transforma el relato de Myst en un relato épico digno de ser la portavoz de las aventuras en primera persona.
Y ahí me quedé, en esa isla, sin modo de escapar, me había encerrado en un mundo pequeño pero a la vez sin límites. Y digno de tal ficción quise rebuscar más allá de la realidad cómo escapar de Myst.

A partir de ahí todo fue búsqueda de información acerca del popular juego: análisis, fotografías, entrevistas, sites monográficos… Y descubrí que no era el único que se había dejado llevar por la magia de Atrus y Catherine y había logrado encontrar la página blanca, sino que miles de personas habían ya destripado el juego zona por zona y punto por punto. Los cabos sueltos de la historia de D’ni se fueron resolviendo poco a poco…

…pero quedaban más…

Y cual fue mi sorpresa al conocer la existencia de Riven, la secuela de Myst. Atrus requería de mi otra vez para salvar su mundo. El ingenio para atrapar a Ghen en su patética realidad divina que era Riven no fue suficiente para terminar con él, y ahora tenia presa a su mujer.
Riven no fue ni mejor ni peor que Myst. Cualquier fan pudo verlo como un caramelo para saborear lentamente.

Riven aportaba más mundos, más historias, más misterios y sobretodo más sueños. Pero lo mejor era su absorbencia: La isla de Riven era inabarcable, como toda isla estaba bañada de agua translúcida de tonos verdosos esmeralda y cantidad de azules. Y entre el intocable paraíso había, por primera vez, una cultura llena de vida, con su iconografía, sus números, su habla… un recuerdo al ya destruido D’ni. La vida hacía de Riven un lugar digno de recorrer. Bestias al son de las máquinas e ingenios en armonía con sus sonidos. Recorrer Riven era todo un orgullo para un amante de Myst.

Continuará…

Esa conversación sobre los tiempos premystianos... me hace recordar el GRAN DÍA (así llamado muy a posteriori) en el cual se abrió un Libro Nexo...
En realidad, desde siempre aborrecí los juegos de consola, ordenador, etc., por el simple hecho de que siempre se trataba de juntar cosas valiosas y defenderse de todo tipo de enemigos, matando a más no poder y muriendo cada tanto. Parecía, simplemente, aburrido.

Pero cierto día, Leo (una parte de la doble personalidad de Leo'Ri) vió en un supermercado una caja con un montón de CDs (Myst, Riven, diversos extras) y una base de ratón que se veía de muy buena calidad, que casi ya valía el precio del paquete. Así, no era mayor riesgo probar, dado que en la caja no se veían ni monstruos ni bombas ó tiroteos.

Una vez en casa, la caja fué abierta, y la base de ratón resultó ser realmente excelente. Había un juego (parcial) "El Príncipe de Persia", cuyo título parecía interesante, pero era malo, confirmando la aversión hacia esos juegos.
Pero la base de ratón tenía diversas vistas de Myst, y picó la curiosidad. Con el disco de Myst en un PC/Pentium III, oímos la voz de Atrus cayendo en la fisura, y el Libro que cayó ante nosotros...
Abrir - UUUOUUU - estamos en el muelle. Buscamos erráticamente qué hacer, sin dar con nada que surtiera efecto inmediato, como ser las llaves de registro, los paneles de las constelaciones, la llave en el tope del mástil que da electricidad a la espacionave, puertas cerradas ... nada ... nada ... una carta de Atrus a Catherine ... ¿qué quiere decir todo eso? ... los libros de Sirrus y Achenar, y con las primeras hojas adentro ...
Fué por entonces que decidimos activar un segundo PC (un 486) para llevar en él un protocolo, porque los papelitos usados hasta entonces se perdían, se mezclaban, estaban llenos, etc.
Aún recuerdo susto y alegría cuando el cuadro en la biblioteca se convirtió en espiral, y la librería dejó paso al largo túnel a la Torre.

Así surgió Leo'Ri, como equipo expedicionario, con una parte manejando el ratón, la otra parte protocolizando todo, y, de postre, redactando todo eso en forma legible cuando se había llegado a un resultado.

Tiempo más tarde, cuando Exile ya era un entrañable recuerdo, Ri compró Schizm, en base a los comentarios leídos en el Internet. Y volvimos a la experiencia inicial: dado que no había ni base para ratón, aprovechamos lo poco que podía aprovecharse: el estuche de los CDs, para poner OTROS adentro.
Mucho más tarde, apareció Syberia (ya sabéis como fué eso).

iPero aún me palpita el corazón si recuerdo ciertas escenas de Myst! Y, desde luego, a veces esos discos vuelven a ser sacados de su estuche, para volver sobre las andadas... sí, así es como se siente ese mysticismo ...