Segunda Parte:spoiler (click para ver)
MYST I: EL LIBRO DE ATRUS (Primera novela)
Gehn, regresa con su mujer Keta (Leira) embarazada a la grieta en la superficie, donde vive su madre, Ti’Ana
La mujer, da a luz a un niño, pero agotada, y enferma muere durante el parto
Gehn, maldice a su madre, por no haberla salvado.
Gehn, recoge sus cosas con la intención de marcharse.
Ti’Ana le pide que no se vaya, y que se responsabilice de su hijo
Gehn, le dice que no le importa lo que haga con el niño, pero que el debe marcharse, y se va sin ponerle siquiera un nombre.
Ti’Ana, dolorida pone de nombre al niño Atrus (Variante de Aitrus)
Pasan los años y Atrus, al contrario que su padre, recibe la educación de su abuela, sobre el bien y el mal.
Y Atrus que es un buen y brillante estudiante, aprende rápido.
Pasados varios años, cuando Atrus es un joven de unos catorce años un extraño aparece de la nada, surgiendo de las grietas del antiguo volcán dormido
El hombre, iba ataviado con una capa blanca y extraños y exóticos ropajes, pero lo más sorprendente de él, era que portaba unas gafas iguales que las de Atrus
NOTA:
Los D´ni, acostumbrados a vivir bajo tierra, en la gran caverna, tenían los ojos muy sensibles a la luz del sol y por ello, siempre portaban unas gafas especiales cuando estaban en ambientes exteriores
Gehn, se encuentra con el muchacho, y le revela que es su padre.
Gehn, le cuenta a su madre, que ha regresado con la intención de llevarse a Atrus, a D´ni, para que le ayude en sus investigaciones.
Anna, intercede y le dice a Gehn, que el no tiene derecho a llevarse a Atrus, pues no se lo ha ganado, pues le abandono nada más nacer.
Gehn discute con ella, y finalmente, Atrus parte con el hacía D´ni
Gehn le promete a su madre que traerá de vuelta a Atrus, pasados tres meses
Tras un largo viaje de entre tres y cuatro días por los túneles Gehn y Atrus llegan a la gran caverna.
Atrus, no puede creer, que las historias que le contaba su abuela, fueran verdad, siempre había supuesto que eran invenciones de ella, para entretenerle
Gehn, tiene su ‘hogar’ en K´veer. Vive el solo en la gran mansión, con su ayudante mudo Rijus.
NOTA:
La vida de Gehn durante estos últimos años ha estado dedicada, a la investigación de ‘el arte de la escritura’ de los D´ni
Pero, la idea que Gehn posee de ‘el arte’ es una idea malograda. Pues nunca llego a aprender lo necesario para saber los fundamentos básicos de la escritura y por lo tanto el método que tiene Gehn para escribir sus eras consiste en ‘cortar y pegar frases de un libro a otro’
El resultado de sus acciones, es la creación de mundos inestables, (ya que no se basan en los principios D´ni de la escritura) que tarde o temprano, acaban por derrumbarse.
Gehn enseña a Atrus, ‘el arte’ y el idioma D´ni y cada cierto tiempo realizan incursiones a las ruinas de la ciudad, con la intención, de encontrar más
Kortee´nea (Libros en blanco), y eras en buen estado, que Gehn necesita para sus trabajos.
Atrus, se siente traicionado cuando Gehn le dice, que no regresarían a la superficie, para ver a Anna como le había prometido a su abuela hacía tres meses.
Le dice que ella es una mala persona, y que lo mejor que ha podido hacer, es separarse de ella.
Además Gehn le revela un gran secreto, le cuenta a Atrus que su abuela, Anna, era Ti’Ana, la responsable de la caída de los D´ni
Atrus, no le cree, y empieza a decirle, que Anna, no es así y que es una buena persona que siempre se ha preocupado por el, y le había educado sabiamente.
Gehn, le dice que ella es una mentirosa y una entrometida y que por su culpa el gran imperio de los D´ni había caído
NOTA:
Aquí se aprecia el resentimiento y el odio de Gehn, hacia su madre.
Según él, ella es la culpable de todo lo sucedido:
a) Cuando intercedió por Veovis, cuando este había sido condenado a muerte. Y posteriormente escapo trayendo consigo la destrucción de D´ni
b) Cuando no le apoyo cuando el no quería entrar en la cofradía de escritores cuando cumplió los cuatro años (Realmente fue Aitrus quien quería que Gehn entrara en la cofradía y no Anna como el piensa)
c) Cuando dejo que su mujer Keta muriera, durante el nacimiento de su hijo, Atrus.
Todas estas causas, han ido sembrando un profunda semilla de odio en Gehn hacia su madre, que se manifiesta cuando discute con Atrus sobre ella.
Y además empieza a increparle diciéndole que ella nunca le podía haber enseñado, nada que mereciera la pena.
Atrus, que ya no lo soporta más le contesta, en un perfecto D´ni: “Me enseño lo que está bien y lo que hay que apreciar, esas verdades que no pueden alterarse sin cambiarse”
De repente, la sonrisa burlona, desapareció del rostro de Gehn, dejando paso a una mirada fría y dura
“¿ Así, que lo sabías ?, todo este tiempo has estado haciéndome perder el tiempo !!”, le dijo Gehn a Atrus
Gehn, enfadado, cogió a Atrus, y le llevo a su habitación encerrándole bajo llave.
Gehn, no regreso hasta tres días después, golpeo la puerta, y le llamo, pero en esta ocasión, hablaba en D´ni.
Hablo con Atrus, comentándole lo mal que le había sentado su engaño, al no decirle que hablaba D´ni, pues le había hecho perder mucho tiempo.
Finalmente le dejo muy claro, que no volvería a ver nunca más a su abuela.
En compensación, dice que pronto le dará un Kortee´nea para que comience a copiar uno de sus libros de practicas.
Atrus, tras su decepción, intenta adaptarse al carácter fuerte y en ocasiones violento de su padre.
Gehn revela a Atrus que los D´ni, eran dioses, y que todas aquellas eras que los D´ni escribían eran creadas por ellos.
También le cuenta que para escribir una era, es necesario ciertos ‘componentes’ entre ellos, un Kortee´nea o libro en blanco, un frasco de tinta especial D´ni y por supuesto, una persona con sangre D´ni en las venas pues de lo contrario el libro nexo, nunca funcionaría.
NOTA:
Aquí vemos otro ejemplo de los erróneos conocimientos de Gehn, acerca de los D´ni, puesto que él era muy pequeño cuando D´ni cayo, es posible que la mezcla de acontecimientos llegará a hacerle tener ideas equivocadas sobre los D´ni.
O simplemente, durante los años siguientes, se incremento su trastorno, de haber perdido todas sus esperanzas y sueños.
Realmente, era necesario utilizar un Kortee´nea y tinta especial para escribir una era, pero referente a lo de la sangre, en eso estaba equivocado Gehn
Cualquier persona con conocimientos sobre la escritura o sobre ‘el arte’, podía escribir una era. (Ti’Ana por ejemplo)
Además las eras escritas por los D´ni no eran creadas, sino que ya existían, habían existido o existirían en el futuro, ya que cuando uno escribía un libro descriptivo establecía un ‘nexo’ con un mundo que se adaptase a las condiciones escritas en el libro y no había limite espacio - temporal para establecer el nexo.
Pasados varios años Gehn, muestra a Atrus sus propias eras, para que este vea ‘físicamente’ lo que ocurre al escribir un mundo.
Cierto tiempo después Gehn, lleva a Atrus a la 37º Era (Trigésimo séptima Era), para que le ayude en sus investigaciones, acerca de ‘pequeños errores’ detectado en ese mundo .
NOTA:
Gehn, como ya se ha mencionado, nunca daba importancia a estas cosas, y por este motivo todas las eras que escribió, recibían números como nombre.
No se paraba a pensar en un buen nombre, por que para el no era importante.
La 37º era, es distinta de todas las demás Eras que ha visitado Atrus, era la primera vez que su padre le llevaba a una Era habitada
Atrus, era un observador, su padre le había dejado allí con aquellas pacificas gentes para que investigase, y aprendiese los cambios que se producían en un mundo como aquel.
Pero tras su larga estancia, Atrus comienza a plantearse, todo lo que Gehn le contó sobre la creación de las eras, pues encuentra muestras de cosas que ‘supuestamente no fueron descritas por Gehn’ en el libro de 37º era.
Al regreso de su padre, este le da a Atrus unas cuantas frases, extraídas del libro descriptivo de aquel mundo, para que las analice, e intente encontrar en que han afectado a la era en la que se encuentran
Atrus, le pide ver el libro descriptivo, pero Gehn se niega a mostrárselo, es muy reservado en lo referente a sus cosas, y no quiere que nadie las lea.
Pasados unos días se descubre lo que esta ocurriendo, las eras de Gehn, (escritas frase a frase, pero copiadas de otros libros) son inestables, y siempre acaban sucumbiendo.
Los primeros indicios, de que aquella era, se estaba haciendo pedazos, fueron descubiertos por Atrus en una de sus incursiones rutinarias.
La desaparición de pequeños islotes primero, y la formación de grandes grietas y barrancos después, acaban por demostrarlo.
Cuando un día Atrus, va con unos pescadores del lugar a alta mar para ver como se desarrolla una era como aquella.
Atrus se da cuenta, de que existe una ‘barrera de niebla’ que rodea toda la isla, y que es tan densa, que no parece tener fin.
Entonces Atrus, pregunta a Tarkuk, el hombre, con el que había salido a pescar
¿Qué es esa niebla?
El viejo miro un instante, luego se volvió y dijo, “Es la Niebla, allí acaba el mar.”
“Pero seguro que debe de haber algo, al otro lado” - dijo Atrus
El viejo pescador y su hijo Birili, se limitaron a mirar hacia otro lado
Comenzaron a pescar, y Atrus, observaba, y veía como aquellas gentes, habían desarrollado unos métodos de pesca, al igual que la ropa, que se entero, se hacia con lino, (una planta de la isla), y el combustible que utilizaban para las lamparas (lo obtenían de la grasa del pescado)
Así es como Atrus se dio cuenta de algo muy importante, uno podía escribir el nexo con un mundo como aquel, pero para que la vida se diera, y tuviera salidas, se debían poner detalles como aquellos.
“¿Podemos ir más lejos?” – pregunto Atrus
“¿Más lejos?” – contesto el viejo, la pregunta le desconcertaba
“Si, allí, más allá de la niebla” – dijo Atrus
Aunque los pescadores, no estaban nada convencidos al respecto, Atrus les obligo a ir hasta allí.
NOTA:
Los habitantes de la 37º era, trataban a Gehn, como a un gran señor, para ellos, él era un Dios, que había creado su mundo y podría destruirlo si quisiera, o al menos eso era lo que el les había dicho.
Por ese motivo los pescadores, hicieron lo que Atrus les pidió, porque aunque tenían miedo a la Niebla, tenían más miedo a las represalias que podría tomar Gehn, si se enteraba que habían desobedecido a su hijo.
Atrus, estaba más que seguro, que aquello a lo que temían los aldeanos, no era más que un miedo supersticioso, pero....
.....estaba equivocado, cuando llegaron a la zona de la niebla, todo cambio, la
temperatura del agua, antes cálida, había descendido considerablemente, ahora estaba helada !! Pero lo más importante sin duda, era que la corriente del agua se hizo mucho más fuerte, los arrastraba !!
Los pescadores, se arrodillaron en el fondo de la barca y se pusieron a rezar
Atrus les obligo a levantarse, y a remar.
Después de un enorme esfuerzo, entre los tres consiguieron regresar a la zona cálida del mar, lo habían conseguido.
“Bien hecho !!” – Les dijo Atrus
Pero Tarkuk, se alejo cabizbajo.
“¿Qué ocurre?” - pregunto Atrus
“Hemos engañado a la Blancura” – contesto el viejo, más cabizbajo todavía.
Atrus intento, que le explicara que significaba aquello, pero el viejo no estaba dispuesto a dar más explicaciones.
En cuanto amarraron la barca, Atrus, se dirigió, hacia la cabaña de su padre pero por el camino, se encontró con Koena (el acólito de su padre).
Atrus le explico lo sucedido, y le exigió que le contara lo que ocurría con la Niebla.
Koena, sorprendido, pero atemorizado, le dijo (algo incomodo) que la Blancura, la Niebla, era su señora antes de que su padre (Gehn) llegase a la isla
Atrus, analizo lo que le había contado Koena y acudió a encararse con los aldeanos y contarles lo que había ocurrido, para que vieran que no pasaba nada por haberse acercado a la Niebla
Pero los aldeanos, asustados, no le hicieron caso y una poderosa tormenta eléctrica que comenzó en aquel momento les hizo asustarse aún más y salieron huyendo
“Es solo una tormenta !!” - grito Atrus, pero nadie le escuchaba.
Un rato después, Atrus se reúne con su padre en la cabaña de este y le explica lo sucedido.
Atrus se sorprende, al enterarse de que su padre, conozca lo de las corrientes del otro lado de la niebla.
Gehn, le explica las inestabilidades de la era en la que se encuentran
Atrus, le pregunta: “¿Podrías arreglarlo?”
“Podría sin duda.” Contesto Gehn
Gehn, regreso al anochecer, tal y como había prometido. Apareció en lo alto de la colina, llamo a los aldeanos y les dijo: “¡ Mirad !, la muralla de niebla ha caído !”
Los isleños, se agruparon para mirar y vieron que la muralla, había desaparecido.
Se volvieron, mientras surgía entre ellos, un gran murmullo de asombro y luego casi al unísono se arrodillaron ante Gehn que descendía la ladera, hacia ellos.
Al día siguiente, Gehn le informa a Atrus, que tiene planeado que se marchen al día siguiente.
“¿Marcharnos?” – pregunto Atrus.
Tengo cosas que hacer en otro lugar, cosas importantes...
Atrus, le pide que le deje instalarse en la isla para seguir estudiando a aquellas gentes. Pero Gehn, le dice que no. Que no puede permitir que su hijo se quede solo en la Trigésimo séptima era sin protección ni vigilancia, además debe proseguir con sus lecciones.
Unos días después de regresar a K´veer, Atrus que estaba en su habitación, recibió una nota de su padre, traída por Rijus su ayudante mudo.
“En mi estudio, ahora” – era todo lo que ponía la nota
Gehn, le dice que le va a dar su primer Kortee´nea para que escriba su primera Era. Atrus comienza a copiar uno de sus muchos cuadernos de practicas.
Atrus crea su primera era, un precioso mundo, con una reproducción a pequeña escala de la grieta.
Pero, Gehn no se siente impresionado, pues el, lo único que anhela es tener el mayor número de mundo posibles, y el resto no le importa.
NOTA:
Gehn con su carácter, frío y reservado no presta mucha atención a Atrus en su juventud, lo que hace que este crezca sin el apoyo y cariño de un padre, al que le hubiera gustado enseñar todo de lo que era capaz
Pero a Gehn, aquellas pequeñas cosas que para su hijo significaban tanto, para el no valían nada.
“Muy bien, creo que ya es hora de regresar” – le dijo Gehn
“¿Regresar?” – dijo Atrus
Gehn, apenas le miro, pero le explico que tenía muchas cosas que hacer, antes del Korfah V´ja
Atrus, que no sabía que significaba aquel término, le pregunto: “¿Qué es eso?”
Gehn, le miro: “Mañana, a mediodía en la 37º Era”, dicho esto, siguió andando.
Cuando regresaron a K´veer , Atrus, le pregunto de nuevo por el Korfah V´ja
“Es una ceremonia, para un nuevo dios”, respondió este.
Gehn, le explico, que había llegado de hacer públicos sus poderes como dios, ahora que había escrito su primer libro.
Al regresar a K´veer, Gehn se encaro con Atrus y le dijo: “Debes ser más rápido, a estas alturas deberías haber escrito una docena, una veintena de Eras”
Atrus se quedo callado, contemplando a su padre, ¿Qué es lo que quería Gehn, mundos rápidos o estables?
Gehn, soltó un bufido exasperado - “No me sirves para nada si siempre vas a trabajar a este ritmo. Necesito Eras. Docenas, ¡cientos de Eras! Esa es nuestra labor, Atrus, ¿no te das cuenta?. ¡Nuestra sagrada labor! Hacer Eras y poblarlas. Llenar la nada con mundos. Mundos que podemos poseer y gobernar, para que los D´ni vuelvan a recuperar su grandeza. ¡Para que mis nietos, sean los dueños de un millón de mundos!”. Gehn, se quedo para do unos instantes. Se sentó en su silla con expresión de desilusión y dijo: “Será mejor que vayas a tu dormitorio, Atrus. Enviare a Rijus a verte, para que te lleve el traje ceremonial.”
Algo iba mal. Lo supieron en cuanto salieron bajo el cielo oscuro de la Trigésimo séptima Era. Un viento cálido, desagradable golpeo sus rostros, racheado, como si surgiera de una válvula y cuya salinidad natural se veía mancillado por otras presencias más amargas.
“¿Qué ocurre?” – pregunto Atrus a su padre.
Gehn, se concentro unos instantes, y luego ignorando la pregunta continuo hasta la cresta de la colina, Atrus le siguió, y miró más allá...
....la laguna, se había secado, su superficie expuesta se veía surcada de enormes grietas.
Los aldeanos, se habían acercado a la cabaña de reunión y la rodeaban asustados.
Solo Koena, estaba de pie y se movía entre ellos, inclinándose para hablar con uno y luego con otro.
“¿Qué ha ocurrido aquí?” – pregunto de nuevo, Atrus a su padre.
Gehn, sacudió la cabeza lentamente, su expresión era de incredulidad.
“Pero, Gran Señor, tenéis que ayudarnos, ¡Debéis hacerlo!” – Le dijo Koena a Gehn, un rato más tarde en la cabaña de este.
“¿Debéis? , ¿Quién dice que debo?” – contesto Gehn.
“Perdonadme, Señor” – dijo Koena, pero ¿Os hemos irritado de algún modo?, ¿Es acaso este nuestro castigo?
“Tienes razón”, - dijo Gehn con voz fría e imperiosa. “Esta es una demostración de mis poderes, por si algún día decidís desobedecerme.”
Atrus, se quedo mirando a su padre con la boca abierta.
¿Están hechos los preparativos? – dijo Gehn
¿Señor? – pregunto Koena
¡ Los preparativos para la ceremonia ! – dijo Gehn
Koena, parpadeo y luego hizo un gesto afirmativo – “Si Señor, todo esta dispuesto”
Bien, reúne a los aldeanos.
“¿Pero Señor, no pensáis ayudarnos?” – dijo de nuevo Koena, con voz temblorosa.
“Basta, ve y prepara la ceremonia.” – contesto Gehn
Koena, había reunido a los doscientos isleños delante de la cabaña de reunión, los había hecho arrodillarse, y esperar a que apareciera Gehn.
Gehn, salió de la oscuridad entre las columnas de madera y dijo - “Habitantes de la Trigésimo séptima Era, arrodillaos ante vuestro nuevo amo, el Gran Señor Atrus.”
Con un autentico temor reverencial, los aldeanos tocaron el suelo con sus frentes y murmuraron “El señor Atrus es nuestro Amo. Nos bendice con su Presencia”
En unos instantes, colocaron a Atrus, un medallón hecho de metales preciosos y fina porcelana.
En ese instante, comenzó a llover y una fuerte tormenta se desato sobre la isla, los aldeanos entre asustados y sombrados, comenzaron a temblar aún más.
Gehn, enfadado ordeno a Koena que dijera a los aldeanos que volvieran a sus casas, pero Koena no le escuchaba, tan solo contemplaba la laguna, donde todo el agua que caía se filtraba por las grietas, hasta el océano que descansaba varios cientos metros por debajo de la plataforma, donde se encontraba la isla.
“Vamos, la ceremonia ha terminado” – le dijo Gehn a Atrus.
“Debemos volver y cambiar las cosas antes de que sea demasiado tarde.” – dijo Atrus.
“¿Demasiado tarde? , ¡Ya es demasiado tarde! , ¡Ya te dije que era inestable !” - contesto Gehn
“No” – chillo Atrus desesperado – “Puedes cambiarlo, dijiste que podías. Al fin y al cabo eres un dios, ¿o no?” – chillo de nuevo Atrus
Gehn, hizo un breve gesto, y salió corriendo por la ladera de vuelta a D´ni.
Gehn, estuvo sentado durante más de una hora en su escritorio.
Atrus, no paraba de pedirle que por favor, ayudará a esas pobres gentes.
Pero Gehn, seguía sin ofrecer ninguna respuesta.
Al final Gehn cogió la pluma y tacho las últimas anotaciones del libro con el símbolo de negación D´ni.
“Ya esta” – dijo Gehn - “Compruébalo tu mismo si quieres, pero no tardes en regresar ya he perdido demasiado tiempo con esos ingratos”
Cuando Atrus, estableció el nexo con la caverna de la Trigésimo séptima Era todo parecía, haber vuelto a la normalidad. Ya no se percibía ese olor rancio ni esa brisa cálida y seca. Atrus salió de la cueva, y se paro en lo alto de la colina. Era cierto, su padre lo había arreglado, la laguna volvía a estar llena de agua y la niebla volvía a estar allí.
Atrus corrió, hacia la aldea ansioso por preguntarle a los aldeanos, para saber, que cambios habían presenciado, pero cuando Atrus rodeo el promontorio se paro en seco, perturbado por lo que veían sus ojos. Los edificios, las embarcaciones, incluso el puente estaban allí, pero sin embargo la cabaña de reunión y la cabaña de Gehn, habían desaparecido. En su lugar había otro grupo de chozas.
Oyó un ruido a sus espalda se giro, y se encontró con Koena.
“¿Koena?” – pregunto Atrus.
El hombre se puso tenso al escuchar aquella palabra y agarro con más fuerza el grueso garrote de madera que portaba.
“¿Qué ocurre?” – pregunto de nuevo Atrus
“¿Usshua umma immuni?” – dijo Koena, y su hostilidad se hizo más que evidente.
Atrus parpadeo, ¿Qué era aquel idioma?, ¿Qué estaba ocurriendo?
Entonces Atrus se dio cuenta, de que corría peligro, levanto rápidamente las manos y dijo – Soy yo, Koena. Atrus ¿No me reconoces?
Koena, siguió mirándole, con los ojos entrecerrados. Pero claro, no era Koena, o al menos no era el Koena que el había conocido. Por que su padre nunca había estado allí para convertirle en su acólito, por lo tanto el tampoco había estado nunca allí. Por que aquella no era la Trigésimo séptima Era que su padre había “creado” y en la que el, había estado viviendo. “Estoy en otro universo, en otra Era. Una que mi padre ha hecho existir.” “No,” - se dijo a si mismo - “eso no es correcto. Mi padre no creo este mundo, este mundo, siempre ha estado aquí, esperando simplemente a que nosotros estableciéramos el nexo.”
Asintió para si, entendiendo lo ocurrido. Las correcciones de su padre en el libro, les habían llevado de nuevo al tronco principal del Gran Árbol de las posibilidades y de allí a una rama diferente.
Atrus, salió corriendo hacia la cueva en lo alto de la colina, donde una vez marchado el, nadie encontraría el libro nexo.
Al regresar a D´ni, Atrus encontró a su padre dormido sobre la mesa de su estudio.
Al mirarle, Atrus se sintió traicionado y enfadado. Gehn, le había dicho que lo arreglaría pero no lo había hecho, la autentica Trigésimo séptima Era que el había conocido, había sido destruida, o al menos el nexo con ella. Y todo aquello era por culpa de Gehn y de su arrogancia, porque no entendía lo que estaba haciendo. De pie junto a el, Atrus sintió un profundo desprecio.
“¡Despierta!” – le grito Atrus mientras le sacudía.
“¡Déjame en paz, chico!”, “¡ Vete a tu cuarto !” – contesto Gehn.
“No” – dijo Atrus en tono desafiante, “¡No lo haré!”, “No hasta que esto quede aclarado”
El ojo izquierdo de Gehn, se abrió. En la comisura de su boca se dibujo, una especie de sonrisa sarcástica.
“¿Hablar?, ¿De que tenemos que hablar, tu y yo?” – dijo Gehn
“Quiero hablar acerca del Arte, acerca de lo que es. De lo que es realmente.” - dijo Atrus
“Vete a dormir un poco chico, ¿ que sabes tu del Arte ?” – le dijo Gehn
“Lo suficiente, como para saber que estas equivocado, padre. ¡Que tus eras son inestables!, porque nunca has comprendido lo que haces”
Atrus solo había tenido una intuición de que la mayoría de los mundos de su padre eran inestables, pero parecía haber dado en el clavo, porque Gehn dejo de reír y se incorporó, mostrando una repentina palidez mortal en el rostro.
“¡Te equivocas!” – siseo Gehn
“¡Como te atreves a criticarme!, ¡A mi, que te he enseñado todo lo que sabes!”
Con el dedo índice, golpeo con fuerza a Atrus en el pecho.
“¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿Tres años, tres y medio? ¿Y cuantos llevo yo, eh, cuantos? ¡Treinta años, chico!, ¡Treinta!”. Gehn, le dio la espalda y se acerco al escritorio. Para consternación de Atrus, cogió su libro y lo abrió. Durante unos instantes lo leyó en silencio. “Esta frase de aquí, ¿ves ?, así solo escribe un novato Atrus. Le falta fuerza, Le falta economía en la expresión.” – le dijo Gehn y a continuación, cogió una pluma y la mojo en el tintero.
Atrus contemplaba la escena horrorizado, temiendo lo que iba a ocurrir, pero sin poder creer aún que su padre se atreviera a tocar ‘su’ era.
Pero Gehn, parecía haberse olvidado de su presencia. Tomo la pluma y comenzó a borrar símbolos aquí y allá con el símbolo de negación D´ni, simplificando las frases que a Atrus, le había costado tanto tiempo perfeccionar. Frases, que como Atrus sabía a partir de sus largas lecturas de los antiguos textos D´ni, eran la manera perfecta de describir las cosas que quería que hubiese en su mundo.
“Por favor...” – Suplicó Atrus – “Hay una razón para todas esas palabras, ¡ Tienen que estar ahí !”
“¿En que libro encontraste esto?” – Pregunto Gehn, retocando otra de sus frases
“¿Esta tontería de las flores azules?” – dijo de nuevo Gehn.
“No estaba en ningún libro...” – contesto Atrus
“¡Ridículo! , ¡ hay demasiados detalles inútiles !”
“Por favor, déjalo estar padre. Te lo ruego...” – rogó Atrus
De repente Gehn, alzo la mirada, y la risa se esfumo de su rostro, “¿Me entiendes con claridad, ahora ?” – dijo Gehn, - “¡Habla, chico!”
“Dijiste que habías arreglado la Trigésimo Séptima Era” – le dijo Atrus
Gehn sonrío y dijo – “Eso hice”
“No, no lo es. Quiero decir, que no es la misma. Oh, es la misma laguna y la misma aldea, incluso el aspecto de la gente. Pero no es la misma. ¡ No me reconocieron !”
Gehn, miro durante unos instantes la tapa del libro, luego lo cogió y se dirigió hacia la chimenea. Atrus dio un paso hacia el y dijo “Déjame arreglarla. Déjame ayudarles”
Gehn le lanzo una mirada de desprecio y dio un paso más hacia el fuego.
“¿Padre?” – dijo Atrus
“Es un libro defectuoso” – contesto Gehn
Y con un breve gesto, Gehn arrojo el libro a las llamas y se quedo mirando como sus páginas se agrietaban y se doblaban lentamente en los bordes.
Atrus, se quedo parado, completamente horrorizado. Pero era demasiado tarde. El puente entre las Eras había sido destruido.
Unas horas más tarde en su habitación Atrus se debate que debe hacer, ¿Debería regresar a la Grieta, junto a su abuela Anna?, o debería quizás buscar un lugar donde vivir en las ruinas de la ciudad, hiciera lo que hiciese, no podía quedarse junto a su padre. No después de todo lo ocurrido.
Así que decidió, que iría al estudio de su padre para decirle lo que sentía y dejarle claro lo que pensaba hacer.
Gehn, estaba tirado en el suelo, detrás de su escritorio, frente a la chimenea. Atrus, estaba a punto de marcharse. Cuando vio, justo al lado de la mano extendida de su padre, el cuaderno de notas que Gehn siempre consultaba.
Durante un par de segundos se contuvo, con una fuerte sensación de culpabilidad, pero el impulso por saber lo que contenía el cuaderno, le venció, lo cogió y se acerco a la luz para leerlo.
Abrió el volumen, por la primera página y leyó, lo que en ella estaba escrito:
“El Libro de Aitrus” – Frunció el entrecejo. Vamos, eso era una equivocación, ¿No querría decir...? Pero entonces comprendió. No se refería a el. No era su caligrafía, ni la de Gehn. No, aquel era el cuaderno de notas de su abuelo. No era Atrus hijo de Gehn, sino Aitrus padre de Gehn.
Siguió leyendo, hasta que se detuvo y en ese instante el último lazo que lo había unido a su padre quedo roto. Se sentó lentamente en el sillón de Gehn, y dejo escapar una amarga risa. Había admirado a su padre, casi exaltándolo por su valentía, por su paciencia para encontrar el camino de regreso a D´ni, en la oscuridad de los túneles. Y ese camino siempre había estado indicado allí, en el cuaderno de su abuelo. No había sido Gehn el que había afrontado los peligros, sino el padre de Gehn.
NOTA:
Recordemos que “Aitrus” es una variante de “Atrus”
Atrus, cogió de nuevo la linterna y se guardo el cuaderno de notas en el bolsillo, se acerco a la puerta, echo un ultimo vistazo a la estancia, y salió con paso presuroso. Atrus, intento huir hacia la superficie, pero Gehn, ayudado por su fiel ayudante Rijus, dio alcance a Atrus en los túneles, y le capturo dejándole
inconsciente. Al despertar, Atrus permaneció largo rato aturdido, contemplando la puerta envuelta en las sombras. Se volvió y miro al escritorio, al otro lado de aquella enorme sala de alto techo. Allí, en cima de la mesa, estaba el libro de la Quinta Era (5º Era) junto a un libro nexo que enlaza con aquella sala. “Una trampa, una puerta más que espera que yo cruce” – penso Atrus. Atrus volvió a escuchar el portazo, cuando Gehn le dejo encerrado. Atrus, intento forzar la puerta para escapar de la estancia, pero después de unos cuantos intentos infructuosos, lo único que consiguió es que las vibraciones, hicieran que se derrumbara el techo que estaba, sobre la puerta, bloqueando la salida definitivamente. Pasaron muchas horas, antes de que se decidiera a entrar en la Quinta Era de Gehn. Decidió que antes de hacerlo, leería con suma atención el libro, para enterarse de todos los posibles defectos y contradicciones que podía contener el libro. “¿Pero, y si era una trampa?” – contemplo la enorme y sombría estancia. Aunque fuera una trampa, al menos volvería a ver el sol. Al menos sentiría el viento en la pie, la lluvia mojando sus brazos y su rostro, escucharía el dulce y placentero canto de los pájaros.
Hubo un momento en el que bajo la mirada, el rostro crispado de dolor al recordar a Koena y a sus demás amigos de la Trigésimo séptima Era, al recordar lo que les había ocurrido a ellos y a su mundo. “Nunca más” – juró, cogió el libro nexo, y abrió el libro de la Quinta Era por su página descriptiva.
Sin dudarlo más, Atrus colocó su mano sobre la imagen en la página y estableció el nexo. Atrus llega a la Quinta Era, un lugar hermoso y verde, rodeado de un inmenso océano azul celeste. Allí tras una incursión por la isla encuentra un extraña cueva, en la que el techo esta lleno de agua, es decir de alguna forma el agua se mantiene en el aire, sin caer al suelo. Atrus decide acceder al “Pozo” a través de una escalerilla que hay en la pared de la cueva. En cuanto sumerge la cabeza en el agua, percibe la alta temperatura de esta.
Aún así, intenta alcanzar la superficie nadando hacia arriba, pero la distancia es más larga de lo que había supuesto en un principio y al no poder respirar, pierde el conocimiento, y acaba flotando con los brazos extendidos hasta la superficie.
Al despertar, Atrus se encontraba tendido en una cama en una extraña casa, y pregunto a los jóvenes que estaban en la estancia con el, “¿Dónde estoy?”
“Estas en Riven. En la aldea”. Erlar y Carel le entregaron un plato de sopa, para que comiera. Atrus tomo varios platos, hasta que por el cansancio, se quedo dormido. Al despertar de nuevo, encontró junto a su cama, a una joven morena, de tez clara y ojos profundamente verdes. El nombre de la joven era Katran, y muy pronto ella y Atrus, se hicieron amigos. Katran, Catherine (Como la llamaba Atrus) era la prima de Erlar y Carel. Y al parecer según le contó a Atrus, formaba parte del grupo de confianza de Gehn. Era miembro de la cofradía y la única mujer que pertenecía al grupo.
NOTA:
Gehn, en su locura y ansia por reconstruir la sociedad D´ni había fundado la “Cofradía”, un grupo seleccionado de entre los nativos de Riven, para que le ayudasen como ‘escribas’ a copiar textos más rápidamente.
Varios días después, en una de sus reuniones con los miembros de la Cofradía, Gehn informa a Katran, que va a casarse dentro de 30 días, y que la ha elegido a ella como su futura esposa. Cuando más tarde se encuentra con Atrus no le cuenta lo sucedido, pero le cuenta a Atrus, los problemas que están surgiendo en Riven, la repentina formación de grietas y barrancos están destruyendo la isla, poco a poco. Estas ‘malformaciones’ demuestran una vez más que las Eras de Gehn, son inestables. Catherine le pide que salve su mundo de Riven, pues como el es el hijo de Gehn, y tiene el mismo poder que su padre para crear y destruir mundos, le cree capaz de arreglarlo. El le dice, que lo hará encantado, pero que necesitará hacer distintas pruebas para que todo funcione correctamente y que para ello, necesitará varios libros en blanco. Catherine le dice que eso, no es un problema, pues como Gehn confía en ella, ha podido sustraerle varios volúmenes sin que sospeche nada. Además le dice que solo dispone de treinta días para arreglar la Era de Riven, pero que no puede darle más explicaciones al respecto.
Atrus, accede a ayudarla, y durante los días siguientes se dedica a realizar experimentos con los Kortee´nea para intentar ver cuales son los cambios, que necesita la Quinta Era de Gehn. Varios días después, Catherine le muestra la Era que ha escrito para ellos, le dice que es una isla y que la ha llamado Myst.
Atrus y Catherine planean dejar atrapado a Gehn en la Quinta Era, pero destruyendo previamente todos los libros nexo, para que no pueda escapar.
Atrus y Catherine, llevan todos los Kortee´nea a la isla de Myst, y Atrus le hace prometer a Catherine, que se quedará en Myst mientras el regresa a Riven para destruir los libros y dejar así a Gehn atrapado allí. Cuando Atrus establece el nexo con Riven, enciende un fuego, con la intención de destruir los libros, justo cuando , en ese momento es capturado por Gehn.
Cuando Atrus despierta, se encuentra atado fuertemente a una silla, sin posibilidad de escapar. Gehn se dirige entonces hacia los isleños allí reunidos y les dice que por haber ayudado al impostor que se hacía pasar por su hijo todos ellos, serán castigados. Que marcará su mundo para siempre. Entonces Atrus, grito – “¡No!, ¡no es cierto! Lo he arreglado, ya nada ocurrirá”. Atrus, calló al ver la horrible sonrisa de triunfo en el rostro de su padre que se le acerco.
“Bien hecho, Atrus. Sabía que podía contar contigo” – “Tengo gran interés en ver los cambios que has hecho para mi”. “Desatadle” – les dijo a dos miembros de la Cofradía que estaban próximos. En ese mismo instante Gehn se giró, la tierra temblaba, “¡No!” – dijo Gehn - “¡No puede ser!”. Atrus, (liberado de sus ataduras) salto sobre los libros nexo, pero su padre fue más rápido y se puso en medio. “Apártate” – le dijo Gehn.
“¡Ni hablar!” – contesto Atrus, y en aquella ocasión Atrus corrió al encuentro de su padre, con la clara intención de luchar con el. Pero Gehn, de nuevo fue más rápido cogió una lanza y salto sobre Atrus, haciéndole rodar por el suelo.
Cuando Gehn, se coloco sobre Atrus, este estaba atrapado bajo el peso de su padre sin poder moverse. En ese momento, una voz sonó a sus espaldas – “¡Suéltale Gehn!” – dijo Catherine
Catherine estaba junto a una de las grietas que se habían formado hacia solo unos momentos, llevaba los libros consigo. “¡Suéltale o destruiré los libros!”
“¿Qué?, pero Katran que estas haciendo, vamos recapacita. No necesitas hacer eso. Te sentarás a mi lado y gobernarás un millón de mundos, ¿No te das cuenta?” – dijo Gehn
Entonces para horror de Gehn, Catherine soltó uno de los libros nexo, dejándolo caer al abismo. “¡NO!” – grito Gehn
Inmediatamente, aparto la lanza del pecho de Atrus y la arrojo a un lado, se incorporo y se dirigió con los brazos abiertos hacia Catherine.
“Vamos Katran, dame el libro, y entonces dejare que Atrus se vaya” – dijo Gehn
Entonces Catherine dijo – “¿Quieres el libro?, pues cógelo” y tiro el libro al aire, trazando un parábola. “¡No!” – grito Gehn y se lanzo corriendo detrás del libro
Pero justo antes de que pudiera cogerlo, este cayo dentro de la fisura, y fue destruido al caer en el magma.
““¡¡NO!!”” – grito Gehn, se giro con la clara intención de enfrentarse a Catherine y a Atrus, y a hacerle pagar por lo que habían hecho, pero cuando se dio la vuelta, habían desaparecido. En ese momento un rayo cayo, prendiendo fuego a las ramas del Árbol, y Gehn vio las siluetas de Atrus y Catherine. Estaban muy lejos de su alcance, pero ahora sabía a donde se dirigían.
“¡Espera!” – le dijo Atrus a Catherine, “¿Qué esta ocurriendo?”
“¡No te preocupes!, todo esta saliendo tal y como lo planeamos.” – dijo Catherine
“¿Planeamos?, ¿Quienes?” – contesto Atrus
“Anna y yo” – dijo Catherine.
“¿Anna?” – contesto, todo asombrado Atrus
En ese mismo momento, Catherine se paro delante de una gran grieta. Pero esta era diferente a las demás parecía no tener fondo sólido, y estaba llena de estrellas. Catherine se dio la vuelta y saco de su mochila el libro de Myst, se lo dio a Atrus, lo abrió y dijo: “Nunca te preguntaste que se sentiría al nadar entre las estrellas” – en cuanto termino la frase coloco la mano sobre el panel descriptivo y desapareció. “¿Y que hago yo ahora?” – dijo Atrus.
Una voz a su espalda le hizo darse la vuelta – “Pues darme el libro, por supuesto” – dijo Gehn que portaba una gran roca
Entonces Atrus, alzo el libro y dio un paso atrás, hacia la fisura.
“Si arrojas el libro a ese abismo, ¡Te arrojaré tras el!” – dijo Gehn, con un gruñido
Pero Atrus, no estaba dispuesto a escuchar más a su padre, dio un paso atrás y cayó en la fisura, hacia la gran extensión de estrellas.
¿Qué ves, Atrus? – Veo estrellas, abuela. Un gran océano de estrellas.
PD: La tecera parte esta debajo