El Gemedet o seis en raya, era el más popular de los juegos D'ni.

Había visto una variante muy parecida de ese juego en Tadjinar, que jugaban los mercaderes chinos, pero la versión D'ni no se jugaba en un tablero bidimensional, sino en una compleja retícula tridimensional, de nueve casillas por lado.

Era, pensaba ella, el juego perfecto para una raza encerrada en la roca, cuyo pensamiento no era lineal, sino espacial.

Aitrus regresó al cabo de un momento y colocó la retícula en la mesa. Era un objeto hermoso, de jade, tallado a mano, con un aspecto tan delicado como un panal de cera, pero al mismo tiempo resistente. Lo bastante resistente para haber sobrevivido a un millar de partidas sin mostrar ni una sola muesca o arañazo.

La base de la retícula era un hemisferio pulido de topacio, sobre el que se alzaba de manera uniforme. Unas largas pinzas de plata, llamadas re'dantee se utilizaban para  ir colocando las fichas, mientras que las fichas en sí eran sencillos ovoides pulimentados de turmalina verde y de alabandina rojo oscuro.

Tanto las re'dantee como las «piedras» se guardaban en una caja forrada de terciopelo, que Aitrus abrió ahora, colocándola en la mesa junto a la retícula, de manera que ambos pudieran acceder a ella con facilidad

Anna sonrió. Se había enamorado de aquel Juego a primera vista.

Se sentaron frente a frente a la mesa. Como siempre, Anna salió primera colocando su primera «piedra», en lo más hondo de la retícula, para tener el máximo nivel de opciones.

Jugaron durante una hora o más, en completo silencio, los dos concentrados en el esquema de las piedras. Al cabo de un rato, el tamborileo de la lluvia cesó en el tejado. Las aves nocturnas gritaban en la oscuridad de los bosques. Dentro, el juego proseguía, bajo la luz de la lámpara.

Al final, Anna sé dio cuenta de que había perdido. A Aitrus le bastaba con colocar una sola piedra en la esquina inferior izquierda y no había forma de que ella pudiera evitar que hiciera seis en línea.

Anna alzó la vista y vio, por la forma en que él sonreía, que lo sabía.

-¿ Otra partida ?