Historia de los D'ni

Capítulo 5:

El Arte de Escribir Libros

Leo'Ri

Fue después de haber vuelto de Narayan, cansados, pero victoriosos, y de algún modo satisfechos de haber permitido a Saavedro volver con su familia, pero por cierto nada seguros de que la esposa de Saavedro todavía le estuviera esperando, o que sus pequeñas hijas no tuvieran ya una familia propia que atender. Habíamos devuelto el Libro de Releeshahn, y tanto Atrus como Catherine irradiaban felicidad, pese a que habían salido a nuestro encuentro más que sucios, por no decir roñosos. Pero, a decir verdad, nosotros tampoco estábamos más presentables, después de las peripecias especialmente en Edanna, donde tuvimos ocasión involuntaria de enchastrarnos generosamente.


Pero pocas horas después, tanto nosotros como nuestros anfitriones nos habíamos bañado, vestido cosas limpias, nos habíamos arreglado, y, reunidos alrededor de la mesa cargada de manjares sólidos y líquidos, pasábamos revista a las últimas aventuras, y también recordábamos los tiempos de antaño, especialmente en Riven.

» ¿ Pero por qué Gehn tuvo tantos problemas en hacer papel y tinta adecuados ? Por lo que hemos visto en su laboratorio de Tertia (habíamos denominado las islas en la secuencia en la cual habíamos accedido a ellas), el papel era bueno, liso, fuerte, fácil de escribir«, preguntó Leo.
»Y lo mismo con la tinta. Me había llevado unos frascos a casa, y hasta recargué unos cartuchos del impresor con ella, funciona de maravilla«, agregó Ri.
»Ah, sí, ¿ sabéis ?« explicó Atrus. »Es que tanto el papel como la tinta han de tener una composición que incluye ciertos minerales. Esa fue la razón por la cual los Libros de Gehn, en Riven, necesitaban energía externa. El papel correcto es foto sensitivo, en el sentido de que produce electricidad al abrirse el Libro. Y esa electricidad es canalizada por la tinta, que tiene características semiconductoras. La escritura, a su vez, forma circuitos lógicos, que hacen algo, según las letras de la escritura. «
»No le llenes las cabezas con explicaciones«, intercedió Catherine. »Dales un Libro, para que lo estudien. Bien sabes que Leo y Ri jamás harían mal uso de él. «
»Tienes razón, como de costumbre«, repuso Atrus, se dio vuelta y cogió del estante un Libro que se veía bastante ajado. »Mirad, os daré este Libro, es de Ko'ah, una Era de mis antepasados. Pero Ko'ah dejó de existir, se desestabilizó durante los años de la catástrofe. Miradlo, y ya veréis cómo funciona, estoy seguro de ello. «


El resto de la noche pasó como pasa el tiempo cuando se está entre buenos amigos: volando.

De vuelta en "nuestra" Era, nos pusimos a analizar el Libro. Sabíamos ya que su escritura era simbólica, diferente de la usual escritura fonética D'ni. Primero comprobamos los valores eléctricos del papel, y era, en efecto, muy distinto. Probablemente debido a un prensado especial, acusaba valores distintos, según lo medíamos en sentido horizontal o vertical, y también según la polaridad del instrumento de medición.
¿Y las letras? Pues no tenían ningún significado verbal. Y, desde luego, no teníamos a mano ni un Rehevkor, un Manual que nos explicaría los trazos, ni un Kortee'nea, un Libro en blanco con el cual poder experimentar.


» ¿ Sabes ?« dijo Ri. »Mirando el papel bajo la lupa se ve que tiene pequeñas marcas, como si fuera una cuadrícula, y los trazos de la Escritura se orientan en esas marcas. Supongo que con la pluma se los siente, aunque sean prácticamente invisibles. «
Pero Leo no había prestado atención. Estaba hurgando en unos libros viejos de Ri, hasta que sacó un librito angosto, bien apto para el bolsillo, y no menos ajado que el Libro de Ko'ah.
»Recuerdo que hace años me dijiste algo de un lenguaje de programación simbólico, que se programaba dibujando un organigrama, con una plantilla especial«, explicó, teniendo en alto el librito. »Eran instrucciones largas, muy complejas, ¿verdad? ¿No es esto?«
»Sí, es Astro, pero hace mucho que se dejó de usar«, respondió Ri. »Ay, ¡qué idea! Ya veo. Dices que todo esto no es una escritura de ningún tipo, sino una simbología de programación?«
»O un programa simbólico«, repuso Leo, muy satisfecha de su hallazgo. »Claro que los D'ni no habrán usado Astro, pero, ¿no podría ser un sistema parecido?«
»Uy, ni pensar en eso«, exclamó Ri, agarrándose la cabeza. »Sería una barbaridad... el papel es electro sensitivo... se activa con la luz... sería como programar directamente en el hardware... como hacer un gigantesco "chip" a medida, basado en un sinnúmero de elementos ya existentes, pero sin interconexiones... y la Escritura sería la máscara de conexiones finales... cada símbolo haría algo muy determinado, como una instrucción en el ordenador... más... ya veo lo que dices... son instrucciones complejas... en Astro, cada "macro" tenía tres elementos matemáticos, uno lógico, dos direcciones de destino, controles de teclado y de periferia ... sí, eran instrucciones múltiples ... recuerdo que tenían 128 bytes de largo ... y sin embargo, era una programación muy segura, prácticamente sin errores ... «
»Eso mismo«, dijo Leo. »Y por eso, Gehn solía omitir instrucciones que no entendía, al copiar Libros viejos. Sin embargo, la instrucción que se hace ahora puede ser efectivamente necesaria recién más tarde, quizás después de una bifurcación del programa, pero en ambos casos, entonces se la hace ahora, para ahorrar instrucciones ... y el pobre Gehn no sabía lo que estaba haciendo, ó, mejor dicho, deshaciendo.«

No, no hemos descifrado la Escritura, pero sí sabemos porqué se le decía el Arte. Es que, al igual que la programación de nuestros simples y modestos ordenadores es más un arte que una técnica, la Escritura de los Libros era el Arte en su más pura esencia. El papel electro sensitivo, que producía su propia electricidad, y los trazos muy bien premeditados, clásicos para muchos casos rutinarios, con una tinta que tenía cualidades semiconductoras. Todo eso, pese a su fundamento técnico-científico, era Arte, o aún más: era casi magia al alcance de la mano. Personalmente, creemos que Atrus hizo bien, pese a toda la confianza que nos tiene, y que sin duda alguna nos merecemos, en no habernos dado más que ese Libro fuera de uso. Nomás pensar en las posibilidades abiertas con cada trazo, con cada punto escrito... es mucho. Es demasiado, al menos para unos pobres humanos, que si bien gustan de alguna que otra aventurilla, en realidad no quieren complicarse demasiado la vida.

 

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