Los 
                Diarios   | 
          
           
            |  Diario de 
              Releeshan (escrito por Atrus) | 
          
        
        93.5.25 Siempre temí que llegase 
          este día. Durante años, Catherine y yo hemos soñado 
          con restablecer D'ni. Hemos dedicado nuestras vidas a esta tarea, encargándonos 
          de localizar a los ciudadanos de D'ni y convencerlos de que vuelvan 
          a su arruinada ciudad para reconstruirla. Nuestro sueño se ha 
          convertido ya en el sueño de tantos otros, y los progresos que 
          hemos realizado para conseguirlo son algo de lo que podemos estar orgullosos. 
          Pero ahora sé que ha sido un error. No se debe restablecer la 
          ciudad de D'ni. Sus ruinas deben permanecer para siempre, como símbolo 
          de nuestros errores pasados y como monumento a todos aquellos que perdieron 
          su vidas cuando cayó D'ni. Los devastadores acontecimientos de 
          los últimos meses - la guerra con Terahnee, y la muerte de Uta, 
          especialmente me lo han hecho ver así con total contundencia. 
          Si restablecemos hoy las murallas de la ciudad, ¿no daríamos 
          nuestra aprobación con ello al mismo mal que destruyó 
          nuestra civilización en primer lugar? ¿No nos expondríamos 
          a que las generaciones futuras repitiesen la misma situación? 
          He pensado mucho sobre ello esta noche, y sólo he encontrado 
          una solución. Si nosotros, los hombres y mujeres que sobrevivimos 
          a la caída de D'ni, queremos aspirar al futuro, tenemos que romper 
          el ciclo de odio que ya ha destruído tantas vidas. Tenemos que 
          comenzar nuestra civilización desde el principio. Y ello es algo 
          que sólo podremos hacer si yo escribo una Era nueva para todos 
          nosotros. He hablado con Catherine sobre este asunto, y está 
          de acuerdo. Sólo espero que los otros también estén 
          con nosotros.
        
          93.5.26 Esta gente nunca dejará de asombrarme. Creí 
          que se iban a oponer a mi decisión. Después de todo, la 
          mayoría de ellos volvieron a D'ni mediante el Vínculo 
          específicamente para presenciar la reconstrucción de la 
          ciudad. Pero cuando les dije por qué no deberíamos restablecerla, 
          su respuesta fue inmediata y unánime.
          Mientras que ayer sólo pensaban en la reconstrucción, 
          hoy se concentran exclusivamente en el rescate. Quieren recuperar de 
          su ciudad en ruinas sólo lo más valioso, y olvidarse del 
          resto.
          El entusiasmo que se siente por esta nueva tarea es evidente en todas 
          partes. Es algo que me anima, justo cuando me enfrento a mi propia contribución 
          monumental. He escrito muchas Eras en mi vida, desde mis primeros tímidos 
          intentos bajo la tiránica tutela de mi padre, hasta mi más 
          reciente logro, Averone. Nunca antes tanto dependió de mi habilidad. 
          La Era que estoy a punto de escribir ha de ser todo lo que siempre imaginé, 
          y todavía más. ¿Cómo lo voy a conseguir?
        
          93.6.1 Catherine se rió esta mañana cuando 
          me vio enfrascarme en mis viejos cuadernos.
        
Debió 
          de impresionarle mi aspecto: sentado cerca de las ascuas del fuego, 
          rodeado de incontables comentarios y diarios. Algunos de ellos parecían 
          más polvo que papel. Pero las horas que pasé revisándolos 
          merecieron la pena. Las ideas acerca de en qué pudiera consistir 
          esta Era me siguen dando vueltas a la cabeza. Hay casi demasiadas para 
          atraparlas.
         Evidentemente, tengo que encontrar un punto de partida como referencia. 
          Escribir Eras consiste en la creación de ecuaciones de palabras 
          con precisión científica. Toda ecuación necesita 
          como fundamento un concepto básico sobre el que desarrollar la 
          Era. 
         En el pasado, he escrito mis Libros sobre la base de cualquier idea 
          que más me intrigase en aquel momento. Quería descubrir 
          cómo la Era a la que estaba vinculado el Libro iba a manifestar 
          los resultados de esa idea. A veces surgieron civilizaciones. A veces, 
          no. Pero tanto si una sociedad llegó a existir o no en esa Era, 
          a menudo era como respuesta a cualquier concepto plasmado en el Libro 
          que yo hubiera escrito.
        
        
          Esta vez, debo sopesar muy cuidadosamente mi búsqueda de un concepto. 
          Ya tengo la civilización que quiero desarrollar. Conozco nuestra 
          historia como pueblo, y los caminos que hemos seguido para llegar hasta 
          aquí. Hoy, tengo que escribir un Libro que sirva de vínculo 
          a una Era que nos permita continuar nuestro camino, creciendo cada vez 
          más fuertes como un grupo unido. ¿Qué concepto 
          subyacente deberá reflejar esta nueva Era que permita la máxima 
          prosperidad de nuestra civilización? Mucho me temo que me hace 
          falta pensar más sobre este asunto.
         
         93.6.5 Me ha llevado algo de tiempo, pero puede que 
          haya encontrado mi punto de referencia. Me vino al considerar lo que 
          sé acerca de los sobrevivientes de D'ni. Hemos presenciado tantas 
          tragedias en nuestras vidas, desde la destrucción de la ciudad, 
          hasta el sufrimiento y la pérdida de los seres queridos como 
          consecuencia de la plaga y penurias. Pero incluso entre tanta adversidad, 
          mis parientes y yo hemos encontrado la fortaleza para continuar. Hemos 
          aprovechado los puntos fuertes de cada uno de nosotros, transformándonos 
          en algo mucho más fuerte.
          Es una característica que ya había visto en varias de 
          mis otras Eras, siempre que enfocaba las fuentes de energía inherentes 
          en un mundo. Hace mucho tiempo, la Abuela me enseñó que 
          no hay ni vida ni la posibilidad de vida en ninguna Era sin la presencia 
          de energía. Al aprovechar sus fuentes de energías latentes, 
          la Era sale del estancamiento. Crece, se transforma y se desarrolla. 
          La energía es el combustible subyacente que da pie a toda actividad.
          Para simplificar: la energía impulsa el futuro del movimiento.
         Y sin embargo, como también le gustaba recordarme la Abuela, 
          la energía de una Era dada se presenta bajo formas diversas. 
          Cada una de ellas tiene puntos fuertes y puntos débiles propios. 
          ¿Cuántas formas contendrá esta nueva Era? ¿Qué 
          tipo será su tema dominante? Mañana utilizaré el 
          Vínculo para volver a Myst, y desde allí volveré 
          a visitar varias de mis Eras. Tal vez en mis viejos mundos descubriré 
          nuevas ideas.
        
          93.6.6 Casi había olvidado lo doloroso que es 
          volver a visitar Myst. Durante los diez años que han transcurrido 
          desde que mis hijos -Sirrus y Achenar- me dejaron atrapado en la Isla 
          K'veer y quemaron tantos de mis Libros, Catherine y yo casi no la hemos 
          visitado por el vínculo. Me decía a mi mismo que estábamos 
          siempre demasiado ocupados. Primero, escribiendo Eras como Averone, 
          y después, buscando sobrevivientes en las Eras de D'ni. Siempre 
          dije que acabaríamos pasando más tiempo en Myst.
          La verdad es que he estado evitando esa Era. Ver la isla en su estado 
          actual me produce tanta furia y pena... Me recuerda inmediatamente la 
          traición de mis hijos, y la crueldad y avaricia con las que saquearon 
          mis Eras. Sé que soy parcialmente responsable de estos hechos. 
          Me pregunto constantemente si hubiera podido hacer algo para contactar 
          con los chicos antes ...
         ¡Basta! Nada puede cambiar las tragedias del pasado. Como mis 
          parientes de D'ni, debo rescatar lo más valioso, y mirar hacia 
          delante. Tal vez encuentre perdón y esperanza en ello.
        
          93.10.17 Una vez más estoy de vuelta en la isla 
          de Myst, habiendo completado una larga estancia en varias de mis Eras. 
          El viaje en sí no fue tan inspirador como había esperado. 
          La Era Selenítica fue especialmente pertubadora, ¿pero 
          no lo fue siempre? La primera vez que visité la Era por el vínculo, 
          su paisaje deshabitado estaba siendo sacudido por temblores. En aquel 
          momento pensé que se debía a que la energía de 
          la Era en cuestión no estaba canalizada, como si estuviera en 
          guerra consigo misma. Finalmente llegó la estabilidad, pero incluso 
          entonces, nunca me sentí realmente cómodo allí. 
          Echaba de menos el equilibrio más natural de Eras como Channelwood.
          Posiblemente sea ésa la lección que debo aprender. Los 
          D'ni, también, han sufrido gran agitación en su historia. 
          Sus vidas han sido bastante inciertas. Tal vez debería esforzarme 
          para compensar la energía que ya existe en nuestra civilización 
          dotándola de un entorno más estabilizado en el que crecer. 
          Un entorno en el que el equilibrio natural del mundo sirve como contrapunto 
          a las agitaciones de la civilización.
          Cuanto más lo considero, más me pregunto si debería 
          hacer que fuera la Naturaleza el fundamento de esta nueva Era. Los mundos 
          como Channelwood consiguen el equilibrio con facilidad, principalmente 
          por una razón: la naturaleza favorece la mutua dependencia.
         Al debilitarse y morir, los seres vivos aportan nutrición para 
          otras vidas. Las plantas se convierten en 
alimento 
          para otros animales, y los productos de desecho que los animales no 
          pueden absorber acaban siendo nutrientes para las otras plantas. Siempre 
          que nada interfiera con este equilibrio, la naturaleza puede mantenerse 
          indefinidamente.
          ¡Sin duda, una interesante metáfora como ejemplo para mi 
          pueblo!
          Creo que voy a consultar este asunto con Catherine. Sus Eras siempre 
          presentaron una simbiosis más dramática que las mías. 
          Tal vez, me deba ayudar a Escribir esta nueva Era.
        
          93.10.24 Estoy tan cansado que apenas puedo pensar 
          en este momento. Pero voy a hacer un esfuerzo para no perder la concentración, 
          pues hace dias que no escribo nada. Desde el momento en que volví 
          a D'ni por el vínculo, me asaltaron con peticiones de ayuda. 
          El Maestro Tamon quería consultarme qué canteros merecía 
          la pena salvar, y si yo pensaba que la roca en esta nueva Era sería 
          difícil de sondar. Oma y Esel necesitaban saber mi opinión 
          sobre una nueva historia que habían descubierto: ¿deberían 
          aplazar el inicio de la traducción, o escasearía el papel 
          en la nueva Era? ¡Había tantas preguntas sin respuesta, 
          que apenas tuve tiempo de ver a Catherine!
          Ella, naturalmente, se rió de mi dilema, diciendo que no podía 
          echarle la culpa a nadie. Después de todo, yo fui el que animó 
          a los D'ni a comenzar otra vez. Por supuesto, ellos esperaban que yo 
          les orientara en la dirección correcta, salvo si interviniese 
          otra fuerza que cambiase el punto de vista.
          Sus palabras me hicieron darme cuenta de un principio fundamental que 
          había estado ignorando hasta entonces.Todo este tiempo he estado 
          deliberando si hacer que la premisa subyacente de esta Era sea la energía 
          o la naturaleza. ¡Pero hay otra ecuación a tener en cuenta! 
          Una Era basada exclusivamente en el movimiento futuro de la energía 
          sufriría trastornos constantes, con toda probabilidad a expensas 
          de la tranquilidad. Y una Era basada sólo en la dependencia mutua 
          de la naturaleza puede llegar a alcanzar tal equilibrio con el paso 
          del tiempo, que puede dejar de tolerar el cambio. Y sin embargo para 
          continuar creciendo como pueblo, la civilización D'ni necesita 
          de ambos: trastornos ocasionales seguidos de períodos de estabilidad 
          equilibrada.
          He visto estas situaciones presentarse de manera natural en varias de 
          mis Eras. Cada vez se debió a que centré la Escritura 
          en alguna fuerza dinámica que había decidido hacer predominante 
          en la Era. Tales fuerzas permiten la alternancia del equilibrio entre 
          el movimiento hacia delante y la dependencia mutua. Al tener precedencia 
          un concepto, el otro se retrae, hasta que otra fuerza se manifiesta 
          para cambiar las cosas. Como me recordó el perspicaz comentario 
          de Catherine, la dinámica de las fuerzas provoca cambios.
         Estoy demasiado cansado esta noche para pensar más sobre este 
          asunto. Espero que mis ideas ganen en coherencia por la mañana.
        
          93.10.25 Catherine me dio una sorpresa hoy. Parece 
          que, mientras yo estaba visitando mis Eras, ella sóla fue a Myst 
          por el Vínculo. No me lo dijo, pero me dí cuenta de que 
          su visita le había resultado dolorosa. Más que nunca, 
          estoy convencido de que tenemos que encontrar un lugar donde los dos 
          podamos comenzar otra vez.
          Tal vez cuando haya escrito esta nueva Era para los D'ni piense en dónde 
          podríamos vivir Catherine y yo.
        
          93.10.28 ¡Me parece increíble no haberlo 
          visto antes! Todo este tiempo he estado luchando por describir la Era 
          perfecta para los D'ni. ¡A mi manera, me he hecho tan egoísta 
          como mi padre!
          La verdad es que le debo a Catherine haberme dado cuenta de ello. Al 
          notar mi indecisión sobre la nueva Era, me guió en un 
          paseo por D'ni.
          Las labores de rescate ya estaban muy avanzadas, con equipos de personas 
          dando batidas por el arruinado distrito del puerto. Según observaba 
          a mis parientes de D'ni decidir qué partes de su cultura iban 
          a retener, me di cuenta de que no me necesitaban para decidir su futuro. 
          ¡Ellos mismos son perfectamente capaces de definir su propio curso, 
          independientemente de qué Era escriba yo!
          Al darme cuenta de esto, he descubierto por fin la mejor manera de enfocar 
          mi tarea. Ya no tengo que preocuparme de a qué concepto subyacente 
          — energía, naturaleza ó fuerzas dinámicas 
          — debo dar prioridad en la Era. En vez de ello, debo esforzarme 
          por incluirlos a todos.
          Tengo que escribir un equilibrio de sistemas en el Libro descriptivo, 
          de tal forma que la gente de D'ni viva en el reto constante de alcanzar 
          su máximo potencial. Como me recordaba con frecuencia la Abuela 
          cuando hablábamos sobre las Eras allá en Myst, el 
          equilibrio de los sistemas estimula las civilizaciones.
        
         Por fin siento que estoy listo para empezar a Escribir esta Era. Incluso 
          me entusiasma el comienzo, y ya he encontrado el nombre perfecto. ¡Sé 
          que a la Abuela le hubiera encantado!
         Como es natural, el momento que me volví a ella, Catherine 
          supo que ya había encontrado el punto de inicio. Parloteé 
          emocionadamente durante cierto tiempo antes de darme cuenta de la sonrisa 
          que me quería ocultar.
          Cuando la vi con suficiente claridad como para hacerme sentir suspicaz, 
          me pasó uno de mis más antiguos Libros de las Eras. Lo 
          debió haber cogido cuando volvió a Myst a por el vínculo. 
          Al ver el nombre de "J'nanin" estampado en la cubierta del 
          Libro, sólo pude negar con la cabeza. ¡La única 
          Era que no volví a visitar era la única que me podía 
          haber ayudado más! Fuí un insensato al haberla olvidado 
          por completo.
         Después de haber acabado esta labor, creo que me embarcaré 
          en otro viaje más — ¡aunque sólo sea para 
          ayudar a recuperar los recuerdos de un viejo estúpido!