Protocolo de Riven

ERA 233

Leo'Ri

Las Islas

Era 233 (El Refugio de Gehn)

 El cielo es maravilloso, una magnífica puesta de sol, pero las aguas se ven de color violeta. Hay islas de forma cónica que se elevan del agua; diríamos que de reciente origen volcánico, si no fuera porque están coronadas por otros conos de piedra.

  En una de estas islas, el cono superior fué eliminado, y sobre la planicie así creada se eleva el "despacho" de Gehn, tal como él lo describe en su Diario que encontramos en TERTIA, bajo fecha 83.9.11. Es una edificio pentagonal con una entrada sobresaliente, techado con una cúpula dotada de una antena.

  Hasta aquí, todo bien. Pero, igual que al llegar a Riven, ese hermoso paisaje está adornado por un círculo de sólidos barrotes que nos rodean. Estamos en una lujosa jaula en el centro del despacho. Lujosa, pero jaula al fin.

  La instalación del despacho es asimismo lujosa, pero exigua: un escritorio con taburete (parece que no le dio la tinta para escribir un cómodo sillón), una lámpara, una caldera, la bajada a un piso inferior. Sobre el escritorio hay un libro, un tintero con lapicero, una botellita con un líquido rojo, un vaso, y una pipa del conocido y estrafalario modelo. Ante una ventana hay una llave, pero no la podemos alcanzar. Entre dos barrotes de la jaula hay un botón rodeado del escudo de Riven. Seguramente sirve para llamar al camarero. No nos parece que fuera el estilo de Gehn que un botoncito tan accesible sirva para abrir la jaula.

  La jaula está rodeada por cinco Libros (uno para cada isla de Riven), cada uno en un atril similar a los de las rotosferas, justo accesibles para moradores de la jaula, pero las lucecitas están apagadas. Es decir, ¡los Libros no están activos! A falta de otra posibilidad de hacer algo, decidimos llamar al camarero.

 

  Efectivamente, al corto tiempo aparece un señor uniformado, pero no es el camarero. Es un señor alto, con guantes, gafas protectoras y un arpón el modelo ya conocido. Se quita las gafas, deja el arpón sobre el escritorio, y se dirige a sus visitantes:

  »Mis escusas por la jaula. La situación exige de mí un comportamiento a veces más primitivo que el que preferiría bajo otras circunstancias. Mi nombre es Gehn. Supongo que ya habrán oído de mí. Sin embargo, creo que se han divulgado algunas informaciones erróneas respecto de mi persona. No es que mi hijo sea mentiroso, no, Atrus nunca miente, sólo es que - bueno, estoy seguro que me sigue teniendo por el mal padre, que otrora realmente fuí. Sí, incluso una vez he tratado de matarlo. ¡Quién sabe lo que habría sucedido si lo hubiera logrado! Bonito padre el que trata de matar a su propio hijo. Pero felizmente, él me atrapó en la Quinta Era, la cárcel de mi propia creación. Sin Libros, no valiosa tinta. No nexos con otras Eras, nada más que mis propias, tontas ambiciones. Hace 30 años de todo eso. 30 años, 30 vidas - dónde está la diferencia. Ninguna sentencia podría ser demasiado dura para el hombre que he sido. Sin embargo, he cambiado.«

   Se quita los guantes, los deja encima del escritorio, y coge la pipa.

  »Los actos de mi pasado seguramente no pueden perdonarse por completo, pero mi misión fue absolutamente honorable. Lo siento, pero no me es fácil.«

  Toma una profunda chupada de su pipa.

  »Hace ya mucho tiempo que intenté de convencer a alguien de mis intenciones. La mayor parte de las personas aquí ya se formaron una opinión respecto de mí, buena o mala. Yo mismo desconfío de las palabras de la mayor parte de la gente. Pero quizás puedan darse cuenta de que tengo para ofrecer más que solas palabras. El castigo de Atrus es un destino muy duro para la gente de D'ni. Muchos sufren por esa causa. Desde hace años, las islas se deterioran más y más. Mis últimas mediciones parecen indicar que la Quinta Era ha entrado en su fase terminal. Si los aldeanos no son evacuados dentro de poco tiempo, las islas van a colapsar, y todos sucumbirán. Me ha costado mucho tiempo, pero me parece que al fin podré compensar en forma adecuada mis errores de antaño. Especialmente, ejem, -«

 Se da vuelta, extiende los brazos, menea la cabeza.

  »Bueno, me temo que tuve, ejem, una pequeña disputa con Catherine y los Moitiés. En toda sociedad hay una pequeña parte de la población con, eh, tendencias rebeldes. Antes de que apareciera Catherine, los Moitiés, como se autodenominan, eran más o menos inofensivos. Quiero decir, estos nativos son gente bastante violenta por naturaleza. Pero igualmente me había acostumbrado a su presencia, parecía inevitable bajo las condiciones dadas. Pero con el retorno de Catherine, esa violencia se incrementó notablemente. Parece como si ella fuera algo parecido a una salvadora religiosa para los Moitiés. Así como veo la cosa, ella misma se lo cree. Por eso, no tuve alternativa. Tenía que separarla de su pueblo, no cabía otra posibilidad. Pero admito que el motivo de mi preocupación no era solamente su seguridad. Las acciones de Catherine y de los Moitiés pusieron en peligro mi vida, más de una vez. En consecuencia, peligraba asimismo la vida de todas la gente que vive aquí. Por lo tanto debo pedirle que desista de cualquier intento de liberarla. Pese a que Atrus seguramente desea esto. Oh, sí, debe desearlo de todo corazón. Pero no tiene idea del estado en que ella se encuentra actualmente.«

   Se acerca a la caldera.

  »Lo cual me lleva al tema en cuestión. Ese Libro-Nexo que ustedes han traído - qué suerte, que la hayan vuelto a encontrar. ¿Me permiten?«

   Coge el Libro-Nexo, que en realidad es un Libro-Prisión.

   »Muchas gracias.«

   Va a la caldera, deja alí su pipa, y abre el Libro. Mira, lo hojea, algo le llama la atención, memea la cabeza, sigue hojeando, lo cierra. Entonces vuelve a la jaula y nos ofrece el Libro abierto.

  »Quizás deberían probarlo ustedes antes. «

  Nos acerca el Libro.

  »Quizás necesiten tiempo para decidirse. Sería comprensible. Mientras tanto, en cierta forma como prueba de mi buena voluntad, les permito libre acceso a mis Libros-Nexo, por más rudimentarios que sean, y al resto de la Quinta Era.«

  Prende la caldera, en cuyo zócalo se ve un ardor rojo, y las luces alrededor de los Libros en los atriles se encienden. Luego, coge su pipa de la caldera, y va al escritorio.

  »Por favor, compréndanme bien. Nada deseo más que una oportunidad para poner las cosas en orden entre Atrus y mí, especialmente respecto de lo que ha sido de Catherine. Pero si no quieren demostrarme que, eh, sus intenciones son honorables, no quiero arriesgarme.

  La zona protegida que he creado para los isleños está casi terminada. Sería una infamia si después de tantos años no lograra llevar a buen fin este proyecto. Mi trabajo me tiene bastante ocupado. Llámenme solamente si están decididos a utilizar el Libro. La llave vuelve atrás al conectarse desde aquí.«

  Se pone las gafas y los guantes, coge el arpón y sale. El Libro-Prisión y la pipa quedan en el escritorio.

  Ahora, todos los Libros-Nexo están activados. Dado que cada Libro lleva en la tapa el esquema simbólico de una isla, es obvio que seleccionando un Libro determinado, se es transferido a la rotosfera de la isla correspondiente.

  Dado que conocemos bastante bien todo Riven, excepto la isla de QUINTA, nos decidimos a tentar suerte, porque no conocemos otra forma de llegar allí. Así, abrimos el Libro marcado con un solitario cuadradito, vemos la imagen efectivamente activa, ponemos inocentes manitas en ella, y somos transferidos a la menor y para nosotros aún desconocida isla:


QUINTA

  La isla es prácticamente una roca, sobre la cual se eleva un tronco truncado, probablemente el antes llamado Gran Árbol, mencionado en el Diario de Catherine, que entendemos era emblemático para el Riven aún entero. Sobre el tronco hay una casa, cuyo techo porta un anemómetro (o cosa parecida).

  La rotosfera, que está asentada sobre unas rocas ante la costa de la isla en sí, está conectada por una pasarela con la isla misma; una escalera sube hacia una terraza semicircular. Hay una angosta entrada en lo que fué el tronco de un realmente enorme árbol. Un pasillo conduce a un ascensor. En la pared trasera de la cabina hay un regulador esférico, con tres teclas debajo. Del techo cuelga una manija.

  Las teclas hacen ruiditos:

  Tecla izquierda: tsic

  Tecla mediana: clir

  Tecla derecha: ping

  La palanca del regulador esférico vuelve sola a la izquierda, a la posición de reposo.

  Accionamos la manija, y el ascensor sube; llegamos a una habitación redonda, que parece ser la que vimos por el visor de la Sala de Control de QUARTA. Una alfombra redonda cubre el medio de la habitación. Una estufa y leña se encuentran a la derecha. Ante una abertura en la pared hay una mesa con un cuenco con frutas, dos recipientes redondos, un taburete, y a la izquierda vemos un barril de agua con una escudilla y un paño al lado. Pero, como ya es nuestra deplorable costumbre, todo eso lo vemos a trravés de tradicionales, sólidos barrotes. Catherine entra y dice, sorprendida, algo que suena como "yaveadirc" (debe ser algo como "gracias al Hacedor"), pero cambia enseguida de idioma:

  »¡Lo han logrado! ¿Cómo han dejado a Gehn de lado?«

  Recién ahora se percata de los barrotes. Se acerca.

  »Ya sé lo que hace. Los observa. Sólo espera que hagan un error. Sólo desea que lo lleven de vuelta a D'ni. A Gehn no se puede -«

  Se interrumpe, desesperada.

  »Atrus los manda para salvarme. Pero si Gehn vuelve a D'ni, lo matará.«

  Baja la voz.

  »Yo sé cómo podemos avisar a Atrus. Es algo que exige la colaboración de todos nosotros. Primero deben inmovilizar a Gehn, porque si no, no accederán a la combinación. Tengan cuidado.«

  Se vuelve hasta el medio de la habitación, y dice en tono orgulloso y terminante:

  »Entonces, váyanse. Si no quieren ayudarme, no tengo más nada que decirles.«

  Sale al balcón y se pasea afuera. También el balcón está provisto de feos pero sólidos barrotes, incluso hacia arriba.

  Un tirón de la manija nos lleva abajo. Vamos a la rotosfera, tocamos el Libro-Nexo, y estamos nuevamente en la jaula de "233".

  ¿Qué hacer?

  Deducimos lo siguiente: Si nos declaramos de acuerdo a entrar en el Nexo del Libro-Prisión, ¿podría ser que nos creyera, y se decida a usarlo él mismo? O, si no, ¿que nos siga y se encierre? ¿Estaremos juntos en ese caso?

  Llamamos a Gehn. Viene enseguida, y sin más coge el Libro.

  »Han vuelto. Qué bien. Ya creía que se habrían decidido en otro sentido.«

  Abre el Libro y nos lo presenta abierto entre los barrotes.

  »Yo les seguiré directamente.«

  Con manos temblorosas, nos conectamos. ¡Y ya estamos adentro! En serio, así, desde el interior de un Libro, Gehn no es nada bonito de ver, y menos con el arpón en la mano. Mira con ojos semicerrados a la imagen del Libro, pero parece que no nos ve. Vacila, piensa. Finalmente pone una mano sobre la imagen, la ventana se oscurece...

  ...y ya volvemos a ver la luz, y nos encontramos en el despacho, pero fuera de la jaula. Al parecer, Gehn trató de seguirnos, pero no se estableció el Nexo esperado, sino que él quedó atrapado en el Libro, mientras que nosotros, probablemente por escasez de espacio, quedamos libres.

  Ahora, el Libro-Prisión está a buen resguardo en nuestro bolso.

  Al fin tenemos tiempo y posibilidad para revisar el despacho.

  El Libro sobre el escritorio no está escrito, la imagen no activada. Con la pipa de Gehn y el "extracto de ytram" no sabemos hacer nada. En un vaso hay algo parecido a una llave inglesa, la botellita detrás contiene un líquido rojo. Con la pluma tampoco podemos hacer nada útil. El modelo de escarabajo (parece ser un mechero) es bonito, pero no hace ruido. Tampoco podemos cogerlo.

  En el zócalo de la caldera hay una corredera: que enciende (a la derecha) o apaga (a la izquierda) la caldera, y con ella la activación de los Libros-Nexo. La dejamos encendida.

  La lámpara resulta ser un instrumento musical, que produce una melodía muy melancólica. Pulsar el botón activa la música, tirar de él la apaga. Lo dejamos apagado.

  La palanca delante de la ventana hace desaparecer la jaula en el piso, y allí la dejamos.

  Pero hasta ahora, ni rastro del código mencionado por Catherine.

  La bajada conduce a un pequeño ambiente cuadrado debajo del despacho. En cada esquina hay una lámpara.

  En la pared al lado de las grampas que hacen de escalera cuelga un tapiz rojo con el símbolo de Riven; al lado hay un lavabo, con un simple caño con grifo que baja desde el cielorraso.

  La pared a la izquierda tiene una ventana, que se abre a un hermoso panorama. Delante hay un visor, que muestra una mujer muy guapa, con un velo blanco. Debe ser Keta, la mujer de Gehn.

  Habla en tono ameno, y sonríe, Al final se pone seria, inclina la cabeza y habla en voz baja. Su foto se ve enfrente de la bajada, al lado de la foto de un hombre que se parece bastante a Gehn, quizás sea su padre. En la foto de Keta se lee:

Para Gehn, para mi esposo y salvador.

Dedico mi vida al amor,

que me dió nueva vida.

  Otro adorno de las paredes es un instrumento musical, remotamente parecido a un clarinete.

  En el armario velador, entre el instrumento musical y el nicho de la cama, hay un plato con un tenedor y una cuchara, una lámpara, y un despertador esférico, que, al ser tocado, se abre al compás de una pequeña melodía:

"ping – clir – ping – ping - clir"

Bueno, decirle melodía es mucho decir, pero nos parece música porque son los mismos sonidos que los de las teclitas del ascensor de QUINTA. Obviamente, es el código mencionado por Catherine, necesario para liberarla. Desde luego, el reloj está graduado en el sistema de D'ni, y tiene una sola mano. Pero su exterior es interesante: representa unmapamundi, del cual una parte muy característica (tres grandes penínsulas, paralelas, como dedos) que nos recuerda un mapa visto en la Era de las Rocas, que exploramos desde Myst.

  El nicho que alberga la cama está excavado de la roca. El colchón yace sobre una base de tablas. Colcha y almohadón están bien arreglados. Sobre la colcha hay una placa con el Símbolo de Riven. En un cajón del armario velador hay tres frazadas.

  Además, hay un libro con la estrella de Riven:

El Segundo Diario de Gehn

86.9.9

Mi nuevo Diario comienza con una sorprendente novedad - ¡Catherine volvió a la Quinta Era!

A pesar de que no me gusta confesarlo, desapareció tan pronto como vino; los rebeldes me la robaron. Como me contó mi guardia, se conectó, como yo lo habría esperado, con la casilla en la Planicie de la Fisura, cuando los rebeldes se abalanzaron sobre ella, le dispararon un dardo, y se la llevaron.

  Supongo que estaba tan atónito de ver, después de tanto tiempo, que alguien se conecta, que fué un blanco fácil para todo rebelde — ¡maldita mala suerte! La vió bastante bien como para estar seguro que se trataba efectivamente de Catherine. También sostiene haber revisado sus pertenencias, sin encontrar un Libro-Nexo. Si esto es verdad, me pregunto tanto más porqué ha vuelto.

  A pesar de que estoy frustrado por haber perdido la única cantera, tengo aún esperanza — quizás es ella el camino de vuelta a D'ni. En contra de todo lo que podía suponerse, me he liberado de las restricciones de la Quinta Era, y puedo proseguir mi misión de salvar a mi pueblo de su extinción, pero me temo que mi meta, la reconstrucción de esta grandiosa civilización, sólo puede alcanzarse si encuentro un camino a los enormes recursos que yacen bajo las ruinas de la Ciudad. Si Catherine trajo un Libro-Nexo, estoy muy cerca de mi meta - si no, está apresada en la Quinta Era, y yo puedo suponer que mi emocionalmente inválido hijo aparecerá pronto para rescatarla. En todo caso debo encontrarla pronto. Su presencia me obliga a tomar los rebeldes mucho más en serio - jamás los debería haber dejado vivos tanto tiempo.

86.10.5

Otra vez, el "Gran Wahrk" me ha sido útil. Los aldeanos estaban muy reacios durante las útimas semanas. Al parecer se enteraron de la llegada de Catherine, y sólo el miedo a la mística bestia los mantuvo a raya. Si hubiera sabido cuán valiosos me serían esos enormes seres, habría capturado algunos cuando la población regional aún era numerosa; pero si los disturbios siguen, mis animalitos domésticos al menos no pasarán hambre.

86.10.13

La búsqueda de Catherine sigue.-

Ahora lamento profundamente haber enseñado a este primitivo pueblo todo sobre los Libros. Cada día me doy cuenta, más y más, de que simplemente no tienen la madurez necesaria para este saber; ni siquiera en la forma simplificada, en la que se lo he expuesto.

El cerebro de los aldeanos, apto solamente para las extraordinariamente bajas tareas de la vida en la aldea, no está en condiciones para comprender el Arte en todo su alcance, y por lo tanto no es capaz de reconocer los principios fundamentales, que - irónicamente - son tan simples y sencillas. Muchas de nuestras diferencias se basan obviamente en la incapacidad de captar el alto significado de las informaciones que les he hecho llegar. Si tuvieran al menos una mínima idea del futuro que les tengo previsto, no tendríamos este conflicto.

  Los niños pueden ser influenciados más fácilmente. Con la correcta enseñanza, han desarrollado una posición positiva respecto del pueblo que les ha dado la vida. A veces se lo toman tan en serio como si tuvieran algo de sangre D'ni.

  En vista de las innatas restricciones de los nativos, debo cuidar de que no adquieran el nivel de conocimientos necesario que les permita, como a Catherine, de pecar contra su futuro.

  Qué tonto fuí al creer que podrían manejar este saber con responsabilidad, a pesar de que ni siquiera mi propio hijo fue capaz de eso.

Atrus es y seguirá siendo una de mis mayores decepciones. Jamás debería haberlo dejado con mi madre. Cuando fuí a buscarlo, ya estaba aruuinado para todo pensamiento sobre D'ni. Quizás era necesario para ella, para poder sobrellevar la responsabilidad de haber causado la destrucción de la civilización. Tanta destrucción, tantas magníficas vidas perdidas - la culpabilidad tuvo que ser insoportable. Aún puedo acordarme cómo amaba a mi padre y a nuestro mundo... pero en última instancia ella era una extraña, cuya ignorancia respecto de D'ni fue el detonador de esa desgracia. Si yo lograra reconstruir D'ni y corregir tan grandes defectos, entonces podría ser que lo que ella hizo fuera, en última instancia, necesario para iniciar algún día una nueva Era de bienestar.

87.1.4

  En las últimas semanas he pensado mucho en lo pasado. Cuando estuve hoy en la escuela, me acordé de mi propia infancia. Los años que pasé en el Gremio de Escritores, el enorme orgullo de mi padre sobre mis muchos pequños éxitos allí. Él era un hombre importante en el mundo de los D'ni - pero no puedo aguantar el pensar mucho en él, es demasiado, yo era demasiado joven para ver todo.

87.2.8

  ¡La tengo! Ayer a la noche recibí la noticia de que estaba en la aldea, tratando de convencer a la gente de aliarse con ella. Lamentablemente he perdido dos buenos hombres, pero me vale ese precio. Fue llevada a la isla-prisión, y desde entonces me he esforzado en averiguar porqué vino. Podría matarla, su comportamiento es enervante; si siquiera se digna a contestar mis preguntas, lo hace en su idioma. Pero es una mala mentirosa, ahora, estoy casi seguro que vino por error y que no trajo un Libro-Nexo.

Sigue sin decir donde están los Moitiés. Pero sin su cabecilla dejan de ser una amenaza.

Si Catherine realmente está aquí sólo por casualidad, seguramente vendrá Atrus a buscarla - eso es seguro. Sólo queda saber cómo. Quizás sólo espera, porque tendría que traer un Libro-Nexo para volver a D'ni - es la única posibilidad.

87.6.20

  Es tarde, y no puedo dormir. He perdido tanto: mi pueblo, mi familia. Keta, mi mujer, tú eres mi único amor. Cuando te veo en el visor, suelo pregutarme si realmente exististe.

  Quisiera poder restablecer mi vida de un plumazo ... el resto del mundo ya no me importaría.

87.7.30

  ¡Estos malditos salvajes! ¡Debería dejarlos a todos en la Quinta Era y comenzar de nuevo!  Un forastero apareció en Riven - ¡con un Libro-Nexo a D'ni! Y otra vez los rebeldes han atropellado a mi guardia. Todo lo que deduje de sus balbuceos, es que sucedió esta mañana. La jaula estaba atrancada, pero no importa, ahora tengo todo lo que necesito.

  Seguro que Atrus está detrás de todo esto, pero cómo puede ser tan tonto como para mandar a alguien con un Libro-Nexo. No se parece nada a él. ¿Un cambio de actitud? ¿Dejará libre a su pobre, viejo padre después de todos esos años?

  No, sólo quiere eso - quizás deba encontrarla.

  Esperemos, y ya veremos.

Liberando a Catherine

    Bueno, bueno, hay que ver las cosas que se cree ese señor. Es obvio que no nos conoce, aunque ya está pagando las consecuencias.Y ahora, ¡a liberar a Catherine!

  En un santiamén (incluso en un poco menos) nos conectamos con QUINTA, vamos al ascensor, y pulsamos las teclas siguiendo la "melodía" del despertador. La reja del ascensor gira ya ahora, y el ascensor sube sin necesidad de manijazo.

  Llegamos arriba, con el ascensor abierto. Catherine viene corriendo, entra al ascensor, tira de la manija.

  »¡Tenemos que actuar rápido! La gente de Gehn quizás ya sabe lo que pasó. En cuanto estemos con los Moitiés, podemos formarnos de nuevo. — ¿Puedo ver el Libro? (Coge el Libro-Prisión, y lo abre.) ¡Lo habéis conseguido!

¡Estamos libres! ¡Habéis apresado a Gehn! Pero aún están sueltos sus simpatizantes, ¿qué harán si se dan cuenta que desapareció? Tengo que poner a salvo a los aldeanos, tan rápido como sea posible. Vuelvan a la isla del templo y abran la Fisura. Es peligroso, pero es la única posibilidad de avisar a Atrus. Yo trataré de volver lo más rápido posible, pero no me esperen. La combinación para el portal está en mi Diario. ¡Mucha suerte!«

  Mientras, el ascensor llegó abajo. Catherine corre a la rotosfera y desaparece.

  Nosotros detrás, a la rotosfera, al Libro, a "233". La jaula vuelve a estar cerrada, pero como sólo queremos pasar en tránsito a PRIMA, no importa.

 

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