Protocolo de Riven

TERTIA

Leo'Ri

Las Islas

TERTIA (El Laboratorio de Gehn)

  El viaje en tren termina en una pequeña planicie artificial.

  Una laguna encerrada por escarpadas laderas. Podría ser la caldera de un volcán ojalá extinguido. Hay un puente que se interna en la laguna, hasta una llave distribuidora, probablemente de vapor. Tiene una tubería de acceso (seguramente viene de la Cúpula Dorada) y tres de alimentación. Vale decir que hay que conmutar de aquí para allá si se cambia de actividad. Notamos un detalle: Los tornillos con los cuales está armada la llave tienen cabezas ... ¡pentagonales!. ¿Será que Gehn exagera un poquito?

  Probamos la posición izquierda, vemos que el tubo correspondiente va a la virutadora, vamos allá, vemos un botón, lo pulsamos, y el aparato arranca. Menos mal que no andaba cuando llegamos, nos habría deparado un final poco honorable, pero seguramente muy sangriento.

  La posición central de la llave distribuidora alimenta una enorme caldera, que ya hemos visto en el 5° escarabajo de la Sala Circular de PRIMA. En realidad, es todo un edificio, debajo del cual se ve un quemador, de momento apagado. Subimos una escalera, encontramos una sólida puerta cerrada con un avisor termómetro al lado. Vamos por una pasarela al lado que da a la laguna, donde llega la tubería desde el centro de la laguna.

  Aquí hay profusión de caños, llaves, manivelas. Una mirilla a toda la altura permite controlar el estado interior de la caldera.

  La cañería del centro del lago va a una llave distribuidora, que indica su estado con dos puntos blancos. A la izquierda, activa la bomba de agua, con la rueda conmuta a llenar ó vaciar, esto último en un lugar aún desconocido. En cambio, a la derecha, activa el movimiento de una rejilla en el interior de la caldera (será para escurrir la pulpa de papel), que depende de la llave al lado de la mirilla. Se puede encender y apagar el quemador, con la llave a la derecha. Todo funciona correctamente. ¿Empezamos a fabricar papel?

  Seguimos explorando. Hay un balcón en la ladera, con una sugestiva tubería que sube allí. Y una escalera de grampas sube hasta el balcón. Subimos, pero sólo para descubrir que hay una tapa que nos impide acceder al balcón.

  Volvemos. Sólo nos falta inspeccionar el interior de la caldera. Claro, primero vaciarla, apagar el quemador, subir la rejilla al nivel de la puerta de entrada, esperar que se enfríe. Ahora, el termómetro está bajo, y la puerta se abre. Dentro, la rejilla cubre toda la caldera, con excepción del centro, donde sale la cañería de desagüe, y aquí hay una escalera que baja a esa cañería. Claro, esto puede taparse, entonces hay que poder remover pulpa y madera atascadas.

  ¡Adentro! Oscuro, muy oscuro, no se ve nada, sigue estando muy oscuro ...

  Al fin, un poco de luz. La cañería nos ha llevado arriba, a la parte alta de la ladera. Obviamente, se quiso que el agua desagotada tuviera ocasión de perder los restos de pulpa, antes de volver purificada, como toda honesta agua, a la laguna.

  Dejamos el asombrosamente seco y sucio tubo (hará tiempo que no viene el servicio de mantenimiento), y nos encontramos en un sendero que da una pequeña vuelta y termina justo al lado del ya mencionado balcón. No hay problema en saltar la barandilla, y hasta podemos abrir la tapa, de modo que ahora hay un acceso directo.

  El balcón tiene una puerta, que lleva por una pasarela metálica al interior de una caverna, hasta algo que parece un pozo. Arriba, un ventilador provee un refrescante aire, pero la rejilla protectora abierta es un peligro, agravado porque las palas de la hélice son de metal. Ponemos un severo interrogante en la calificación del servicio técnico.

  Hay una esfera metálica colgante de un cable, que puede abrirse; en el medio hay un platito, y unas bolitas en un recipiente al lado invitan a depositar una bolita allí. Es una trampa, porque si uno toca el platito, se cierra repentina y sonoramente: ¡Clonc! Menos mal que no nos pilló los dedos.

  Abrimos la trampa, y tratamos de bajarla al pozo. Una palanca al lado no tiene el efecto esperado ... ¡pero claro! De cabeza abajo, al puente que lleva al medio de la laguna, girar la llave a la derecha, vuelta a tierra, escalar las grapas, y acudir de nuevo al pozo.

  Ahora, la palanca hace descender la esfera, abierta y con un cebo en el platito.

  No pasa nada. Esperar. Sigue sin pasar nada. Seguir esperando. ¡Clonc! Accionamos la palanca, y la esfera, ahora cerrada, sube. La abrimos, y vemos una rana en lugar del cebo. Es rojiza, con manchas y patas amarillas. Dice: "chiab", tres veces, dos o una sola vez, según sea la 1ª, la 2ª ó la 3ª rana atrapada, antes de ponerse a salvo saltando al pozo.

  Pero esta caverna tiene truco ... en sus puertas. Las dejamos abiertas, para poder ver un poco en el interior, que no tiene luces. Pero... esas corazonadas... ¿hay algo detrás de las puertas abiertas? ¡SÍ! Cada hoja disimula una abertura en la roca.

                       Mirando desde afuera, a la derecha un túnel baja y lleva a una caverna con una rotosfera y su estroboscopio, que están sincronizados en el símbolo:

        

Sucede lo mismo que con el aparato de SECUNDA: Se para, voltea y se abre, mostrando un Libro. Y la misma hilera de 5 correderas sobre la escala de 0 a 25.

  Por obvias razones de climatización, hay un agujero en el techo de la caverna, pero es demasiado pequeño para ser usado como acceso a algo.

  Mirando desde afuera, a la izquierda un túnel lleva a una pasarela que bordea la ladera. A los pocos metros, una palanca gobierna algo desconocido.

  Seguimos, y llegamos a un hermoso palacete, pero no podemos abrir la puerta. Seguimos por el sendero, y entramos a un túnel, que conecta con un puente largo... ¡a PRIMA!

El Gran Puente a PRIMA

  Deprisa, cruzamos y encontramos una palanca que hace bajar la parte levadiza, y podemos entrar en la Cúpula Dorada, en la parte alta del pasadizo interior, por encima de la salida al Camino de los Controles.

  Damos la vuelta hasta donde el pasadizo interior está interrumpido, accionamos una manivela, y el pasadizo se cierra, dejando todo accesible.

    

A los 90° del entorno, una salida lleva a un hueco en el puente, que podría ser llenado por el montacargas, que vemos abajo. ¡Pero sí! Junto a la puerta hay un botón. Lo apretamos, y el montacargas sube, cerrando el hueco y habilitando un pasadizo que bordea la ladera, hasta una llave de paso (otro puente levadizo), que habilitamos, dejando ahora activada y accesible toda la isla de PRIMA. Pero con el montacargas también puede irse más abajo que el Camino de los Controles, a un tramo subterráneo, que lleva a una escalera y a una rotosfera con el correspondiente estroboscopio. Aquí el símbolo es:

  Sucede lo mismo que con los aparatos anteriores: Se para, voltea y se abre, mostrando un Libro igual a los otros. Y la misma hilera de 5 correderas sobre la escala de 0 a 25. Pero, dado que ahora sabemos los números de Riven, vemos que el jeroglífico debajo del emblema de Riven son dos números, cuyo valor decimal es 233.

  Bueno, hemos puesto a PRIMA en condiciones de que funcione todo - hasta donde sabemos. Y faltan códigos...

  Volvemos a TERTIA, por el puente largo.

Volviendo a TERTIA, el Laboratorio de Gehn

  Llegamos al palacete. Seguimos de largo (muy a pesar nuestro), y estudiamos esa palanca que está a mitad de camino entre el palacete y el pozo con las ranas. Se oye un ruidito mecánico. Accionando la palanca, el ruidito cesa. Vamos al pozo y su entorno, para ver qué es lo que ha cambiado. ¡El ventilador está parado! Y, por cierto, el tubo es grande (como el desagüe de la Caldera), sería fácil pasar por él, si no fuera por el mismo ventilador y su soporte transversal, que limitan sensiblemente la capacidad de entrada. ¿Pero para qué somos exploradores tan avezados? ¡Claro que tenemos alguna herramientilla, y en un santiamén, el soporte del ventilador está suelto de un lado, nosotros adentro, y gateando hasta llegar al otro extremo, donde un ventilador similar nos impide salir (¡es que no somos tan flacos...!). Pero con la herramientilla... ¡y ya estamos en el palacete! Que, por cierto, no es un palacete, sino un hermoso laboratorio. (Desde luego que hemos dejado los ventiladores otra vez correctamente montados, así que nadie sabe de este desliz ...)

  En una mesa encontramos, entre muchas cosas interesantes, un Diario, escrito por nadie menos que Gehn.

  Diario de Gehn

  ¡Muy interesante! Ahora sabemos un poco de ideas, logros y planes de Gehn, y tenemos el código de acceso para las rotosferas, que el pobre Gehn llama "cúpulas"; sabemos que esos Libros conectan con su "despacho" en un mundo que él llama "233".

  Exploramos este laboratorio. En la misma mesa donde está el Diario, vemos esa bola que mencionó; evidentemente es la misma (o su sustituto) que vimos desde el sublacustre. La movemos, y vemos el símbolo que es equivalente, como sospechábamos, al "1":

  Diferente que las otras, no hace ningún ruido.

  Además, hay un planetario, tres nueces, una posible tetera, quizás una azucarera, un lapicero, un frasco de tinta, y un arpón, con tridente y demás detalles típicos. Podría ser que funcione con aire comprimido.

  Sobre un pequeño estante hay una complicada pipa y un frasco (¿con "extracto"?). Hay otra mesa enfrente, con 6 libros inaccesibles, varios bloques de papel, una prensa, 4 botellas con diversos líquidos, una lupa ajustada para observar un disco de madera, cuyas rajaduras muestran una estrella de 5 puntas, un aparato para encuadernar, tres botellines (¿quizás cola?), una prensa, un gancho.

  En la tercer mesa hay un aparato de cristal, con quemador, lleno de agua; si se lo calienta, el agua se distribuye por la parte superior. Además hay un pequeño armario, sobre el cual hay 3 decaedros tallados de piedras o cristales de colores; en el cajón superior hay una colección de huevos de diferentes tamaños y colores; en una visita posterior faltaba un huevo verde. Otros objetos son una retorta, un vaso, una cajita con polvo, una pinza, una tijera, un pequeño cuchillo, una trampa semiarmada (como la del pozo, para cazar ranas), 13 cajitas (de las cuales 2 están abiertas), y en un estante hay 12 botellines, 9 cajitas, 2 ranas conservadas en frascos, un frasco vacío.

  En el medio del laboratorio hay una estufa, con un Libro a medio quemar. Al lado de la estufa hay unas maderas.

  El laboratorio tiene (aparte del acceso clandestino vía ventilador) dos puertas; una al camino que conduce al puente a PRIMA, y una que lleva a una estación de tren. El botón de llamada está, ilógicamente, al lado de la otra puerta.                                

                                

  Es hora de que pongamos un poco de orden en el sistema de transportes públicos de Riven. Aparte de tres tramos de trenes de levitación magnética, está la zorra, y hay un largo puente.

                                

                                

  Las estaciones de tren, a falta de nombres, tienen números: La "T" significa, simplemente, "Tren"; el primer número es la isla de salida, y el segundo la isla de llegada. Así. "T 34" quiere decir "Tren de TERTIA a QUARTA". QUINTA, de momento, no tiene comunicación conocida.

                                

  Así, pues, llamamos el tren y vamos a explorar otra isla aún desconocida: QUARTA.

 

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